Por: Valentín Varillas
El subsecretario de la Sedatu federal, Juan Carlos Lastiri, es la cabeza de una muy lucrativa red que se mueve en estados como Puebla, Tlaxcala y Oaxaca.
Ésta se basa en la generación de proyectos fantasma, en donde se simulan apoyos federales para la construcción de viviendas, a través de descuentos por la vía de nómina de servidores públicos.
Las ganancias, calculan los más conservadores, rondarían los 130 millones de pesos.
La lógica de operación -confiaron fuentes de primer nivel a quien esto escribe- sería la siguiente:
La Comisión Nacional de Vivienda “baja” los recursos federales necesarios, mediante una grupo de empresas financieras que presentan diversos proyectos de construcción de viviendas o de ampliación de casas.
Es precisamente Lastiri quien autoriza qué financiera se encargará de cuántos y cuáles proyectos.
Entre ellas, destaca una, al parecer la consentida del poblano.
Su nombre: Aprecia.
La empresa es la encargada, aparentemente, de otorgar los créditos para financiar las viviendas y realizar los descuentos a los burócratas de los diferentes niveles de gobierno.
Detrás de Aprecia está un grupo de auténticos incondicionales de Lastiri como Erwin Castillo Olea, Valentín Cruz Martínez y Arturo Muñiz Domínguez, el operador real de los intereses económicos del subsecretario.
Es más, para que no exista ningún problema con el tema de las transacciones, Lastiri colocó a Muñiz (actual director administrativo de la Sedesol en Puebla) como vocal de la Comisión Nacional de la Vivienda.
Muy conveniente.
El tema aquí es que la financiera elabora proyectos fantasma para poder recibir los fondos validados previamente por la Conavi.
Cuando la financiera, obviamente, se ve incapaz de cumplir, la Comisión, en lugar de proceder legalmente por daño patrimonial, únicamente la “suspende” de los programas de manera temporal.
Sin embargo, aquí no acaba el negocio.
El mismo grupo comandado por Lastiri y compañía opera también la financiera Fomepade.
Así que, poco tiempo después, aparecen los mismos personajes, con otra empresa, para presentar otro proyecto a la Conavi y disponer del dinero para las supuestas casas, nuevamente con la utilización de padrones de beneficiaros inexistentes.
¿Cómo amarran documentalmente lo anterior?
En supervisiones de campo, se contratan constructores para desarrollar proyectos y les ofrecen 150 mil pesos para iniciar “trabajos” que en teoría costarán 4.5 millones de pesos.
Sin embargo, realmente los embarcan y los dejan colgados de los cimientos.
Mientras se descubre el timo y se suspende a la segunda empresa, la primera financiera suspendida ha cumplido ya su castigo y puede volver a operar.
Otra vez, bajo la misma lógica.
Así, cuando la Conavi suspende a Aprecia, aparece Fomapade y viceversa.
El fraude a las arcas de la Comisión es escandaloso.
El genio perverso detrás de esto es realmente Arturo Muñiz, quien ya desde ahora presume que será el próximo Secretario de Finanzas poblano, una vez que Lastiri sea gobernador en el 2018.
Si esto hacen ahora, desde una “modesta” posición en el servicio público federal, ¿se los imagina controlando el presupuesto estatal durante seis años?
Alí Babá y compañía palidecerían ante los alcances de esta pandilla.