Por: Valentín Varillas
La más reciente encuesta dada a conocer por la empresa Consulta Mitofsky no deja lugar a dudas: cada vez gusta más -entre los potenciales electores del país- la posibilidad de que un candidato independiente compita con posibilidades de ganar en la próxima elección presidencial.
De acuerdo con el sondeo, un 37% de la población con intenciones de participar activamente en el proceso votaría por un candidato que no lleve a cuestas el desprestigio de un partido político como plataforma.
El porcentaje es muy superior al de quienes consideran como “poco probable” el votar por un independiente (21%) y “nada probable” (21%) y casi 5 veces mayor al porcentaje que contestó que “no sabe” si lo haría (7.8%).
Si bien sería un error pensar que si existe un candidato independiente en el 2018 tendría amarrado un porcentaje de votación del 37%, el número es un indicador contundente de que existe un buen porcentaje de la población que está a favor de ir quitándole gradualmente el monopolio de la competencia política a los partidos tradicionales.
En este contexto, resulta muy grave la realidad que se vive en Puebla en materia de participación de ciudadanos en procesos electorales.
Nuestro estado dejó un pésimo antecedente cuando el Congreso, manejado al cien por ciento por el ejecutivo, decidió darle forma a una ley electoral que volvía prácticamente imposible la inclusión de independientes en la contienda para renovar la gubernatura.
Las modificaciones hechas por los diputados fueron consideradas como de las más severas en todo el país, yendo así a contrapelo de una tendencia mundial que ha probado su éxito rotundo no únicamente en democracias consideradas como “ más desarrolladas”, sino en países de Latinoamérica.
Ni siquiera la intervención de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación alcanzó para facilitar en los hechos las candidaturas ciudadanas.
En esto último tuvo mucho que ver el actuar parcial del órgano electoral local que se decantó más hacia la defensa de los intereses electorales del actual grupo en el poder y dejó a un lado la prioridad de defender las necesidades políticas de los poblanos.
Pésimo antecedente.
Este 37% que refleja la encuesta de Mitofsky, seguramente mostrará una clara tendencia a la alza a medida que se acerque la elección en donde elegiremos al próximo presidente y a los integrantes de las dos cámaras del Congreso de la Unión. En el caso de Puebla, el interés será mayor ya que, además de lo anterior, votaremos al siguiente gobernador de 6 años, los 217 alcaldes y el pleno del congreso local.
Sería iluso pensar que, para entonces, se dieran las modificaciones legales necesarias para ver a un candidato independiente con posibilidades reales de gobernar este estado durante un sexenio.
Los intereses políticos y económicos alrededor de mantener el control del monopolio del poder siguen siendo lo suficientemente atractivos como para saborearlos todo, hasta la voluntad de un alto porcentaje de los gobernados, a los que en teoría se deben.
¿Quién es quién entre los independientes?
Nueve perfiles de quienes podrían participar en la elección presidencial como independientes midió la encuesta de Mitofsky.
Así salieron:
1.- Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”: 19.5%
2.-Manuel Clouthier: 4.1%
3.-Enrique Alfaro 3.9%
4.-Claudio X. González 2.8%
5.-Juan Ramón de la Fuente: 1.9%
6.-Jorge Castañeda: 1.7%
7.- Emilio Álvarez Icaza y José Woldenberg: 0.5%