Por: Rodolfo Rivera Pacheco
Lo ha dicho en público y en privado: “La única forma de ganarle al PRI en Puebla y en otros Estados del país, es con alianza de varios partidos. El PAN tiene que ir en alianza con el PRD y otros partidos porque es la forma como se le ganó en Puebla y otros Estados en 2010”.
Palabras más, palabras menos, éstas han sido las tajantes declaraciones de Rafael Moreno Valle, Gobernador de Puebla, cada vez que intentaba convencer auditorios de las bondades de las alianzas interpartidistas promovidas por el PAN y él, sobre todo con el otro partido “grande” que había en México –el PRD-, aparte del PRI y el propio blanquiazul.
Era también la forma que tenía para preparar un gran escenario en el que él fuera el candidato a la Presidencia de la República por el PAN, aliado con el PRD y con algunos más como Nueva Alianza (antes de la debacle de Elba Esther Gordillo) o Movimiento Ciudadano y quizás hasta PT, en las elecciones de 2018.
“Solo unidos podemos ganarle al PRI” ha repetido una y otra vez.
Quizás por eso también su obstinación –llegada a la desesperación enferma- por lograr que en Puebla el PRD fuera en alianza con el PAN para abanderar a su candidato Antonio Gali, quien hasta hace un par de meses también pregonaba que el asunto era ya “un mero trámite”, porque se tenían plenamente comprados a los perredistas poblanos y nacionales, quienes obedecerían a ciegas las órdenes del Gobernador de Puebla.
Pues no. Del plato a la boca se cae la sopa.
Y solo para alimentar mi ego, recuerdo que a mí me lo comentó desde hace casi dos años el que sería (en aquel momento) próximo Presidente del CEN del PRD, mi amigo Carlos Navarrete, en sus oficinas del Gobierno del Distrito Federal donde aún despachaba: “La verdad estudiaremos seriamente las próximas alianzas con el PAN. Solo si nos conviene iremos…” Y ante mi insistencia si irían en 2018 con el PAN, Navarrete me platicaba: “No, por el momento nada es seguro… es más, hasta podríamos analizar seriamente apoyar a Andrés Manuel, para conformar una gran alianza de izquierda que le pueda ganar tanto al PRI como al PAN”.
Lo escribí en su momento.
Después, en los primeros días de diciembre pasado volví a platicar con perredistas nacionales y me soltaron: “La alianza en Puebla para nada está aprobada. Moreno Valle nunca nos cumplió para hacer cogobierno y ahora pretende seguirnos usando… El CEN no aprobará la alianza en Puebla, te lo aseguramos”. Incluso en aquella columna hablé de que Agustín Basave amenazaría con renunciar a su cargo de Presidente del CEN si las “tribus” lo obligaban a hacer cosas en las que él no estuviera de acuerdo. Vaya, que no iba a ser rehén de nadie. Varias semanas después ya todos hablaban de las “renuncias” de Basave.
El desenlace lo conocimos ayer. El pleno del CEN perredista no aprobó ir en alianza en Puebla, básicamente porque el PAN no aprobó ir en alianza en Tlaxcala. Y también por las actitudes sobradas y manipuladoras del gobernador poblano, que siempre quiere ganar todo para su conveniencia. Esta vez no se salió con la suya.
Aquí dos cosas importantes.
La primera es que (también me lo comentó hace unos días otra fuente de pri-me-rí-si-mo nivel, conocedora de sobra de los desplantes morenovallistas) el joven Ricardo Anaya, líder del CEN panista, en alianza con Felipe Calderón, dejaría que la Senadora Adriana Dávila fuera la abanderada del PAN para la gubernatura de Tlaxcala, sin alianza con el PRD. Y más que por estar seguros de que pueda ganar (puede, pero la otra Senadora, Lorena Cuellar del PRD está prácticamente empatada con ella), sería para ponerle un palo a Moreno Valle y su alianza en Puebla y con ello bajarlo de sus aspiraciones presidenciales. Y todo se confirmó exactamente como me lo platicó. No cabe duda de que para que la cuña apriete…
Y la segunda es la razón por la que hoy titulo esta columna. Las declaraciones de los políticos suelen revertírseles. Vaya, no hay que escupir para arriba.
Si Moreno Valle se cansó de repetir que “sólo la alianza de PAN con PRD puede ganarle al PRI”, pues entonces simplemente hay que aplicar a la declaración un ejercicio de lógica simple:
Ahora, si el PAN NO va en alianza con el PRD, luego entonces va a perder la elección de Puebla en 2016. Es la óptica del propio Gobernador poblano. No hay más: Está pronosticando una derrota del PAN en Puebla ahora que ya es seguro que el PRD no irá en alianza con su partido. Él lo dijo y recontradijo.
Otra interpretación de los lamesuelas morenovallistas causará carcajadas.
Sobre todo ahora, que ya varios de ellos se cansan de argumentar que “el PRD no aporta nada al PAN” o que “uno o dos puntos porcentuales es lo que daría ese desprestigiado partido al PAN”. Vaya, casi casi: “Vámonos tesoro… ¡No te juntes con esa chusma! ¡Prrr! ¡Prrr!” “Al cabo que ni queríamos!!”
Ajáaaaa. Si ahora resulta que el PRD es un despojo de partido, no sé para qué tanto desmadre en hacer un Consejo manipulado, cierres de accesos con patrullas y vehículos oficiales, pago de miles y miles para comprar votos de los payasos de Nueva Izquierda en Puebla, habitaciones de lujo en la ex Hacienda de Chautla y demás desfiguros.
Muchachos, ya no hagan el ridículo ¿si?
¿Se acuerdan que les dije de la depresión morenovallista de enero?
Y yo no digo que sin el PRD vaya necesariamente a perder el PAN morenovallista, como sí es el propio vaticinio del Góber. Recordemos que aún manipula el OPLE y el Tribunal Electoral poblanos y en el Gobierno federal lo quieren bien.
Vamos, Blanca Alcalá y el PRI claro que pueden ganar… si el morenovallismo no opera un megafraude avalado por los propios organismos electorales de Puebla y permitido por el mismo Gobierno federal de los Chongs, Nuños, Meades y Videgarays.
Acuérdense.
