22-11-2024 12:24:58 AM

RMV, la minigubernatura y el discurso

Por: Juan Manuel Mecinas

¿Por qué importa una gubernatura de 1 año y 8 meses?

Esta pregunta tendrían que responder quienes aspiran a gobernar el Estado de Puebla durante ese periodo a partir de 2017. A primera vista, su presencia parece intrascendente desde una perspectiva de política pública. Durante el primer año de su gobierno, los recursos estarán etiquetados por un presupuesto aprobado durante el año previo (que no gobernarán); y para los 8 meses restantes, muchas de sus obras y proyectos se verán condicionados por una nueva elección que marca el año electoral (2018) tanto a nivel federal como a nivel local.

Por eso, quienes creen que el gobernador Moreno Valle se juega mucho en la elección de junio próximo aciertan con matices. La elección importa en términos de imagen e incluso en cuestión de estructura y presupuesto es una elección menor.

Moreno Valle aseguró su espalda en los comicios de 2013, cuando logró que su partido y diputados afines se apoderaran del Congreso de Puebla hasta 2018. Sus cuentas públicas no corren el riesgo de ser reprobadas.

RMVLo cierto es que la imagen del gobernador se verá afectada si su candidato no vence en las elecciones a realizarse dentro de cuatro meses. Moreno Valle necesita un triunfo que le permita mostrar una carta más en la mesa en que se defina la candidatura presidencial del PAN. De perder la gubernatura, Moreno Valle no estará acabado, pero sí tendrá piedras pesadas en el zapato. El futuro siempre admite derrotas, aunque de ellas cuesta levantarse.

La ventaja para Moreno Valle es que en la casa priista no plantean aún un proyecto claro para el año y ocho meses que durará el gobierno poblano que se elegirá en los próximos comicios. El PRI navega sin rumbo y parece que la única consigna es recuperar Puebla para operar políticamente el 2018. Cierto, tanto el PRI como el PAN necesitan una plataforma importante de cara a 2018, pero incluso eso ya se vio que no es indispensable, si se piensa que Andrés Manuel López Obrador obtuvo más votos que cualquier otro candidato en Puebla y aún así perdió la elección; dicho de otra forma, Peña Nieto no necesitó ganar Puebla para triunfar en la elección presidencial.

Por ello, la elección del 5 de junio no será clave de cara a 2018 y parece reducirse a una mera cuestión de manejo de recursos y estructura que tampoco terminarán de ser trascendentales. Es decir, la elección en Puebla, sin dejar de ser importante, no es vital de cara a 2018.

Y entonces, ¿por qué es importante la elección de un mini-gobernador?

Por una cuestión de imagen.

La presidencia de la república se puede ganar con o sin Puebla, pero es difícil convertir un discurso perdedor en uno ganador y a ello se enfrenta tanto el gobernador como el PRI. Presentarse en  2018 habiendo sido derrotado en 2016 no es un escenario óptimo.

Para quienes sostengan que Moreno Valle no puede ser Presidente sin conservar el Estado porque carecería de estructura, tendrían que revisar la lección de Calderón en 2006, cuando se hizo de la candidatura de Acción Nacional sin una estructura imponente, pero convenciendo al panismo de que podía triunfar y que ello los beneficiaría. Ese es exactamente el mayor problema de Moreno Valle: su carencia de discurso para convencer al panismo. Toda una estructura (véase el caso Creel) no vale sin un discurso que convenza en la carrera presidencial.

Ese es el galimatías morenovallista.

Un problema más grave que una elección, la de 2016 en Puebla, en la que sus contrincantes parecen no querer derrotarlo.

abajomecinas

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