Por Alejandro Mondragón
La orden se tomó en Los Pinos; tal y como el mismo Enrique Peña Nieto lo comunicó a su burbuja del poder: el presidente de la República trasmitirá la decisión de manera personal y públicamente.
Se aprovechó la inauguración de la carretera Audi que contó con dinero federal. Ahí, Peña Nieto informaría al gobernador Rafael Moreno Valle que había relevado del papel de enlace entre ambos al titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, y que ahora la responsable sería la nueva secretaria de Sedatu, Rosario Robles Berlanga.
En víspera de la decisión, el equipo cercano de Los Pinos y en particular la nueva dirigencia del CEN del PRI, documentaron un doble juego en el que por un lado se respaldan las acciones de Peña Nieto, pero por otro se arma una alianza electoral para disputarle el poder.
Quiere financiar con los recursos federales la estructura aliancista contra el PRI, el partido en Los Pinos, ilustró uno de los asistentes que analizaban, entre otros temas, el caso Puebla.
Se decidió entonces empezar a cerrar las diferentes llaves de acceso a Los Pinos, el dinero federal para sus proyectos aliancistas y poner un solo interlocutor.
A secretarios del gabinete les llegó la orden: el único enlace autorizado para tratar temas de Puebla es Rosario Robles.
Se acabaron las triangulaciones con Luis Videgaray, Osorio Chong, Ruiz Esparza, José Antonio Meade, Claudia Ruiz Massieu, Mercedes Juan, Luis Enrique Miranda y Aurelio Nuño. Hasta la cónsul de Nueva York, Sandra Fuentes Berain.
Proyectos, dinero, acuerdos y demás asuntos pasarán por la llave exclusiva que tiene Robles (los acuerdos deben llevar la doble RR), mujer que mantiene distancia del mandatario poblano, aunque tampoco traga lumbre.
¿Qué llevó al presidente Peña Nieto a tomar la decisión de cerrarle los amplios y diversos vasos comunicantes con Los Pinos?
Era una queja de los priistas poblanos que cada vez que se tomaba una decisión hacia Puebla se cambiaba la señal apenas se comunicaba al DF el gobernador Moreno Valle.
Sin embargo, el activismo del poblano en las entrañas del PRI, por la vía del grupo Atlacomulco, prendió los focos rojos.
Una cosa son los acuerdos económicos donde se benefician ambas partes y aliados empresariales, pero otra muy diferente que se utilice esa estructura para quitarle el poder al grupo de Los Pinos.
Ahora, a cada invitación que se le realice a Moreno Valle con grupos nacionales acudirá, por ejemplo, Eruviel Ávila, el góber del Estado de México.
Peña Nieto quiere recuperar la plaza de Puebla. Esa es la primera señal clara, sin intermediarios, que recibió Moreno Valle en gira presidencial con el cierre de todas las llaves de acceso a Los Pinos y dejarle una nada más, a cargo de Rosario Robles.
Por eso, se han intensificado las reuniones con el PAN y PRD para formar una alianza desde 2016 para fortalecer la posición 2018.
En lo institucional, será Robles la encargada de la interlocución; en lo político partidista no habrá otra figura más que Manlio Fabio Beltrones, líder nacional del PRI.
Quizá una frase haya quedado más que clara al más alto nivel de la política en México cuando se susurró la idea de un acuerdo para el 2016 en Puebla.
La respuesta es de campeonato: los acuerdos sólo se dan entre pares. La figura presidencial está por encima de los gobernadores.
