19-04-2024 12:54:08 PM

El riesgo de ser periodista

Por: Jesús Manuel Hernández

El oficio del periodismo de investigación y difusor de la verdad en México y en los países subdesarrollados donde la democracia no gobierna, se ha convertido en un trabajo de alto riesgo, comparable al de las naciones con un régimen dictatorial.

prensa01Organizaciones internacionales han aportado información estadística sobre la cantidad de atropellos, amenazas, impedimentos y asesinatos de los informadores incómodos al poder en varias de sus formas.

Los periodistas en más riesgo son aquellos en cuya labor además destaca el compromiso con causas sociales donde el ejercicio de su profesión tiene como fin además de informar, señalar y ventilar las complicidades del poder.

Decían antes en México, en las épocas del viejo PRI, que un columnista o editor de diario incómodo al gobierno recibía primero una invitación, luego se le hacía merecedor de halagos, prebendas e incentivos económicos, si esto no funcionaba entonces venía el golpe con mano de acero envuelta en guante de terciopelo como prólogo de una ausencia total.

En tiempos modernos los gobernadores, cual virreyes de la colonia, se asumen como dueños de la verdad y evitan la crítica o ser objeto de la ridiculez y el escarnio.

Cuando los boletines no han bastado, ni el “convenio comercial” ha sido capaz de frenar la información veraz, entonces vienen los despidos, la cancelación de acuerdos y la persecución. Cada Estado tendrá sus ejemplos, Puebla por supuesto en los primeros lugares históricos de represión al informador veraz.

Eso estamos viviendo en México desde hace varias décadas. No es sólo la censura, es la agresión física al periodista o a sus familiares.

El estilo dictatorial, autoritario y antidemocrático se ha puesto de moda para detener la crítica.

El caso más reciente del fotoperiodista Rubén Espinosa, por desgracia es un número más en la ola de asesinatos que promete quedar en misterio.

Los círculos donde se movía apuntan a la persecución y amenazas del gobernador de Veracruz, pero sólo en el dicho, nadie, hasta ahora, ha mostrado pruebas contundentes.

El asesinato de Rubén al lado de cuatro compañeras más, una de ellas su pareja, y otra, una edecán originaria de Colombia con signos de tortura, violación y el tiro de gracia, abren otras hipótesis del asesinato alejadas de Veracruz.

Aún así la especulación y la versión popular culpa al gobernador.

Por desgracia las autoridades del DF no encuentran explicación razonable y creíble para explicar los hechos; sistemas de vigilancia descompuestos, agresiones físicas y signos de haberse defendido en los hoy occisos y ausencia de un mensaje de los ejecutores complican la escena.

El riesgo de ser asesinado en México no se limita ya al oficio del periodista, el riesgo parece ser generalizado, vivir en México se convierte en un peligro, mientras los grupos políticos y el presidente Peña se debaten en la polémica de quién debe dirigir el PRI.

O por lo menos así me lo parece.

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