22-11-2024 10:43:30 AM

Fraudes, a la orden del día

tempestad12

Por codicia, avaricia, o simplemente porque se trata de la única oportunidad para acceder a una vida medianamente digna, cada vez son más los incautos que arriesgan su patrimonio seducidos por promesas de rendimientos imposibles de sostener en el largo plazo para la realidad económica actual.

A pesar de que las historias ocupan buena parte de los contenidos de los principales medios masivos de información, el negocio del fraude en México goza de cabal salud y crece exponencialmente.

Total, mercado sobra.

Las autoridades en distintos ámbitos, sobra decirlo, abonan a esta realidad.

Y es que, han fracasado rotundamente en su tarea de detectar y sancionar a tiempo conductas sospechosas e irregulares que terminan en la comisión de delitos.

Sí, para poder robar con absoluta impunidad miles de millones de pesos, es necesario darle forma a un concierto de complicidades en donde participaron de manera activa instancias públicas y privadas.

Focos rojos hay de sobra, pero no se toman en cuenta con la seriedad y contundencia debida.

Publicidad mentirosa, omisiones en los contratos, uso de prestanombres, inexplicable riqueza, aumento súbito en el nivel de vida de quienes idean y operan los fraudesy un larguísimo etcétera, han sido fatales heraldos de la desgracia.

¿Qué me dice de las instituciones bancarias?

Sus flamantes ejecutivos no dudan en violar la Ley Bancaria y de Valores con tal de proteger a quienes figuran en sus bases de datos en la lista de clientes VIP.

¿Y las autoridades fiscales?

Muy severas para sancionar omisiones de pequeños contribuyentes, pero laxas en su tarea de investigar millonarias operaciones que involucran a personajes cuya sorprendente y meteórica riqueza es simple y sencillamente un misterio.

Nombres como Sitma, Invergroup, Coofía, Bampeco, Ficrea, y apellidos como los Tiro Moranchel, Medina Seoane, Olvera Amezcua o Ruiz Nolasco, quedarán grabadas en la historia como macabro ejemplo de rémoras sociales que se enriquecieron a costa de quienes forjaron un patrimonio trabajando de forma honrada.

Las consecuencias sociales van más allá del simple robo de dinero.

Muchas de las víctimas son jubilados, pensionados o retirados que invirtieron con la esperanza de pasar sus últimos años en absoluta tranquilidad económica.

Otros, destinaron este dinero y sus “atractivos réditos” para pagar sus tratamientos médicos ante la imposibilidad de acceder a los pingües beneficios de la seguridad social.

El suicidio por desesperación o la muerte por agravamiento de enfermedad fue el fatal destino de algunos.

Lo peor es que nada ha cambiado.

Las condiciones están dadas para que estos fraudes sigan ocurriendo con absoluta impunidad.

Es más, ya se vislumbra un próximo escándalo que involucra a ejecutivos de una empresa financiera de prestigio a nivel nacional.

22 millones de dólares producto de la compra-venta de acciones, simplemente no aparecen.

Hay varios poblanos damnificados.

Oscuros nubarrones se ven en el horizonte.

latempestad

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