23-11-2024 08:24:48 AM

Cooptación o subversión

tempestad15

El aparato de inteligencia estatal —el real, el de verdad, no el de protocolo que encabeza Luis Maldonado— tiene indicios del riesgo de infiltración de grupos subversivos aprovechando el descontento social.

Así como lo lee.

Lo anterior sí representa un riesgo real para la gobernabilidad interna.

El pésimo manejo de las crisis desatadas a partir de los hechos en Chalchihuapan y en Cholula le ha abierto la puerta a personajes ajenos a estas reivindicaciones y que son auténticos maestros en el arte de la desestabilización.

Ante esto, en el mapa de riesgos de Casa Puebla parece mucho más rentable y económico comprar a algunos de los inconformes que sufrir las consecuencias de que estos sean “seducidos” por el talante revolucionario de quienes ya son etiquetados como rebeldes.

En este contexto podría explicarse entonces la extraña lógica en la que ha caído el comportamiento de algunos de los miembros de estos grupos, que más que aprovechar coyunturas específicas para hacerlos crecer, parece que empiezan a hacer todo lo posible para sabotear a sus compañeros de causa.

Un ejemplo representativo de lo anterior se dio el pasado lunes, día en el que en teoría se llevaría a cabo una monumental marcha de varios contingentes en protesta por el talante represor del régimen.

Si bien no puede desestimarse la cantidad de personas que acudieron al llamado, en la forma en la que se llevó a cabo la protesta existieron algunas cuestiones que de plano no se entienden.

Primero, la negativa a volver a tomar las calles en el área geográfica que simboliza el origen de la protesta y la que le genera un mayor caos a las autoridades.

Si querían realmente presionar por el encarcelamiento de sus compañeros de lucha, había que maximizar el daño potencial de la protesta y repetir la estrategia implementada la semana pasada.

No fue así.

Es más, la ausencia del contingente en Cholula fue aprovechada por al aparato propagandístico oficial que de inmediato recomendó al gobernador y los alcaldes involucrados en el proyecto organizar una gira por la zona para mostrar mediáticamente quiénes son los que tienen realmente el control del lugar.

El mensaje fue claro: el polémico Parque de las 7 Culturas va porque va.

Al proyecto no se le cambia una coma, pésele a quien le pese y  sin importar el numero de personas que haya que encarcelar para lograr el objetivo.

Y es que, el gobierno no cambiará tampoco la beligerancia que ha mostrado frente a quienes se atreven a disentir.

Seguirá ensayando la represión hasta sus últimas consecuencias.

Sin embargo, después de lo sucedido ayer, surgen los siempre incómodos cuestionamientos:

¿Quién ordenó marchar rumbo al Zócalo?

¿Quiénes jugaron las contras para reducir los efectos de la protesta a su mínima expresión?

¿Qué influencia real tienen estos infiltrados en la toma de decisiones de los grupos opositores?

¿Qué habrá podido más, la capacidad corruptora del dinero o el miedo que produce la amenaza?

¿Viven estas poquísimas voces disidentes sus últimos días?

Por el bien de Puebla, ojalá no.

latempestad

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