Uno, en términos de imagen, confianza y debilitamiento institucional.
El otro, en inversión de dinero público y sumisión.
En plenas negociaciones para que el consorcio automotriz se instalara en territorio poblano, el gobernador dio la indicación a sus cabilderos de que no excedieran los 100 millones de dólares como compromiso de inversión por parte del gobierno del estado.
A mediados de este 2014, la cantidad real de dinero público invertido superaba ya los 8 mil millones de pesos, casi siete veces más del tope fijado por el mandatario, sin contar por supuesto las exenciones de impuestos y el valor de los terrenos donados.
Sí, Audi ha llevado la sartén por el mango en las negociaciones con el gobierno estatal y ha obtenido mucho más de lo que originalmente se planeó.
Los representantes del consorcio alemán lo saben y actúan en consecuencia.
Un ejemplo claro de esto fue una reunión celebrada a principios de año en las oficinas de Deforest ubicadas en la colonia La Paz.
Se trata de la firma de abogados que representa los intereses de Audi en México.
Al encuentro asistieron el diputado panista Pablo Rodríguez Regordosa —el que sin ser ya titular de la Secotrade seguía teniendo la encomienda directa del gobernador de atender cualquier asunto relacionado con la armadora alemana— y Virginia Herrera Escobedo, en ese entonces Directora Jurídica de la dependencia, hoy titular de la Unidad Administrativa de Acceso a la Información de la Secretaría de Desarrollo Económico y Turismo Municipal.
El entonces secretario, Michel Chaín, tenía expresamente prohibido por parte del gobernador intervenir en el tema Audi, debido a la absoluta falta de confianza del mandatario a su joven colaborador.
El tema central de la reunión tenía que ver con el proceso de escrituración de los predios donados a la empresa por parte del gobierno.
Rodríguez Regordosa le comentó a los representantes de Audi que el protocolo legal indicaba que los gastos de escrituración en el esquema de la donación de predios tenían que correr a cargo de los beneficiarios y que era el último paso ya ara que los terrenos quedaran como parte de los activos de la empresa.
A los alemanes no les gustó nada lo anterior.
A pesar de todos los beneficios recibidos se negaban a cumplir con lo que estipula la ley.
Presionaron y presionaron hasta que una frase puso a temblar a todos: “How difficult is, to do business in México”.
Y entonces todo cambió.
Pablito llamó inmediatamente para recibir línea y la respuesta fue clara, contundente, sin ambigüedades: “A Audi, todo lo que quiera, a ver cómo le haces”.
Y así se hizo, así se hace y así se hará.
Audi hoy es la auténtica joya de la corona en el morenovallismo, una gema cuyos beneficios en lo político se maximizarán en aras de la concreción del famoso proyecto presidencial.
