En la era de las redes sociales, en la que casi es una obligación presumir los éxitos, existen profesionistas que prefieren mantener un perfil bajo y sólo les interesa hacer las cosas bien. Son los llamados ‘invisibles’ o líderes ocultos, que hacen que todo funcione a la perfección en una empresa. “Si promueves y apoyas a los invisibles, es más probable que tu proyecto u organización tenga éxito”, dice el escritor, periodista y conferencista David Zweig.
“Hay pruebas que muestran que los CEO que practican los valores invisibles, a pesar de estar en un puesto muy visible, llevan a su organización a obtener mejores resultados que los directores estereotípicos que buscan atención todo el tiempo”, comenta para la revsita Expansión del 12 de septiembre el autor del libro Invisibles: El poder del trabajo anónimo en la era de la autopromoción incesante.
Zweig considera que las compañías que trabajen con invisibles deben saber que no los motivarán sólo con dinero.
¿Cómo es un ‘invisible’?
1) Son metódicos y se apasionan por el proceso más que por el resultado final.
2) Valoran la libertad para trabajar y la confianza en ellos.
3) No buscan el reconocimeinto; sólo desean hacer bien las cosas.
4) Hablan de su trabajo incluyendo al equipo. Para ellos, no existe el ‘yo’ sino el ‘nosotros’.
En entrevista con Expansión, Zweig explica lo que motiva a estos líderes ocultos y cómo han logrado un desempeño profesional y una satisfacción personal más allá del reconocimiento de los demás.
¿Cuáles son las lecciones que dejan los invisibles?
Los padres crían a sus hijos para recibir y echar porras todo el tiempo. Un bebé no puede ni dar un pasito sin escuchar un “excelente” o un “lo lograste”.
Los invisibles nos enseñan que es posible tener éxito personal y profesional sin necesidad de autopromoverse todo el tiempo. Ellos muestran que es más probable tener éxito si dejamos de obsesionarnos con el reconocimiento. A veces olvidamos que enfocarnos y hacer un buen trabajo es el verdadero camino.
¿Cómo se comporta un trabajador invisible y en qué es diferente a un trabajador más protagónico?
Primero, se muestran indiferentes frente al reconocimiento. No lo ven tan atractivo como todos nosotros. En mi opinión, esa actitud ha facilitado su éxito porque son más colaborativos.
Pongo el ejemplo de David Poon, un ingeniero que está detrás de muchos de los rascacielos más altos del mundo. Aunque él encabeza proyectos que valen cientos de millones de dólares, en las entrevistas para mi libro siempre me contestaba “nosotros” y nunca “yo”. Siempre se veía como parte de un equipo y no al revés.
Otro ejemplo es Peter Stumpf, afinador de pianos para orquestas renombradas y solistas. Para él, su recompensa más grande es saber que forma parte de algo más grande. Cuando está detrás escuchando un concierto del pianista Emanuel Ax, se siente como si tocara a dueto con el músico, porque es el piano que él mismo afinó. Aunque el nombre de Stumpf nunca va a aparecer en el programa de un concierto, para él, es muy importante hacer bien su trabajo. Ése es otro rasgo de los invisibles, su preocupación por los detalles.
El tercer rasgo es lo que llamo “saborear la responsabilidad”. Los invisibles buscan más responsabilidad, aunque no necesariamente reciban más crédito. Mientras que para nosotros la responsabilidad es una carga que intentamos evitar, para ellos, es un honor.
¿Por qué a los invisibles los hacen exitosos esas tres características?
Tiene que ver con lo que los motiva. Los invisibles se motivan de manera intrínseca, buscan poner en marcha su creatividad y tener libertad para hacerlo. Son curiosos. Las personas que se motivan de forma extrínseca lo hacen con factores externos, como el dinero o el reconocimiento. Los primeros logran una satisfacción personal más profunda y duradera.
Entonces, ¿cómo logran sobresalir en su trabajo?
Al final, un trabajo bien hecho se reconoce y se recompensa. No por gritarlo a los cuatro vientos, sino por la satisfacción de hacerlo bien.
Cuando tienes curiosidad, te importa el proceso y no nada más el producto. Si no tienes curiosidad, si tu trabajo no te reta, es poco probable que vayas a sobresalir en él. Los filósofos griegos nos enseñaron que para tener una vida enriquecedora debes enfrentar obstáculos, porque son éstos los que traen recompensas.
Fuente: CNNExpansion