Esparza Ortiz era el Tesorero y Gilbón Rosete, el Contralor de Universidad Autónoma de Puebla, cuando asistían a las fiestas con bailarinas de table dance, pero también a juergas privadas con estudiantes y empleadas de la institución.
Es decir, aprovechaban su posición de autoridad para ejercer un papel de dominación sobre el personal a su cargo. Algunas con quienes los funcionarios universitarios andaban de cariñosos en esas fiestas, ahora ocupan puestos de relevancia en la nueva BUAP de Alfonso Esparza.
“Ahí se definían ascensos y becas”, revela la fuente que proporcionó las primeras fotos y ofrece hasta videos que muestran la falta de probidad de quienes hoy dirigen la máxima casa de estudios.
“Además de corruptos y traidores le entraron a la trata de mujeres con fines sexuales, financiada por la BUAP”.
En medio del escándalo nacional por las fiestas que organizaron los llamados diputables, encabezados por Luis Alberto Villarreal, y que le costó la coordinación legislativa del PAN, aparece ahora el Caso BUAP.
Todas las fiestas —señala la información que enviaron a Al Portador en un sobre dirigido al autor de esta columna y sin remitente— eran pagadas con dinero del presupuesto de la BUAP.
“Era fácil sacar y lavar el dinero para las fiestas privadas en el agüerismo, pues el responsable de las finanzas era uno de los organizadores”.
En las reuniones corría el alcohol de la mejor marca, así como otras sustancias, y en las propinas para las bailarinas eran muy generosos, en tanto a alumnas o empleadas de la BUAP les ofrecían mejores condiciones académicas y laborales.
Llama la atención que en una de las fotos aparecen sentados con sus respetivas parejas de la noche, el entonces rector Enrique Agüera y el hoy rector Alfonso Esparza, quien toma de la mano con mucho afecto y seguridad a quien resulta ser Susana Hernández, en ese entonces alumna y actualmente responsable de la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria.
La DASU, cuya función se limita a la vigilancia del campus de la BUAP, resulta que fue utilizada el pasado domingo 10 de agosto para espiar a los manifestantes que participaron en la marcha #PueblaDeLuto, con el propósito de reportar al gobierno de Moreno Valle si hubo algún universitario y sancionarlo.
En otra foto, figura Agüera rodeado de cuatro otoñales mujeres y sale medio rostro de quien toma la “selfie”: Óscar Gilbón Rosete, el hoy tesorero de la BUAP.
Más material gráfico y hasta videos existen de algunas de las fiestas agüeristas en las que aparecen las máximas autoridades de la llamada BUAP de Alfonso Esparza, quien hace unos días lanzó una nueva imagen universitaria “para resaltar el sentido de pertenencia entre la comunidad”, dijo el hoy rector.
Ahí también se puede apreciar a políticos y dueños de medios de comunicación, consentidos en la BUAP.
Está claro que nada puede la academia ante la nalga bruta.