El problema es que no lo logran ver y piensan que como su partido tiene la Presidencia de la República, el Gobierno Federal tarde o temprano operará para que ganen los próximos comicios y hasta obtengan la mayoría de diputaciones en el Congreso de la Unión.
Pero nada de lo que ocurre hoy parece confirmar esa versión.
Por un lado, en el Gobierno Federal no existe una estrategia de comunicación social efectiva y en Puebla, todo logro u obra de las distintas Secretarías de Estado son fácilmente aprovechados por el Gobierno del Estado y siempre parece ser Rafael Moreno Valle o su esposa los que realizaron la obra, entregaron los recursos o promovieron los servicios.
Vamos, resulta ya evidente que todos los Delegados de las Secretarías y dependencias federales mantienen un acuerdo con el Gobernador y siempre aparecen como sus subordinados y hasta agradeciéndole la obra inaugurada o realizada. Eso ya genera bastantes sospechas. Y no es nada raro: El Gobernador conoce absolutamente a todos ellos pues fueron compañeros de partido y gobierno y sabe perfectamente las debilidades de cada uno de ellos.
Así que por parte de la “operación” del Gobierno federal a través de sus Delegados, el PRI y sus miembros en Puebla pueden esperar sentados. No hay ni estrategia ni operación alguna.
Pero no solo eso, el propio Gobierno de la República parece promover los logros del Gobernador poblano y eso también ya genera muchos comentarios. Se habla de un acuerdo entre el Presidente Peña Nieto y el Gobernador Moreno Valle para que ambos no entorpezcan la labor del otro y ambos resulten ganadores.
Vamos, que Peña Nieto va a dejar que Moreno Valle siga cosechando triunfos en Puebla para que mantenga su buena imagen, y que el compromiso de éste es no meter –tanto- las manos en la próxima elección federal y así dejar que el PRI gane algunos escaños que a su vez significarán el obtener la mayoría en San Lázaro, junto con todo lo que gane el tricolor en el resto del país.
La versión la han manejado ya algunos analistas y periodistas inteligentes (originalmente mi amigo y socio Valentín Varillas) y al paso de los meses parece corroborarse.
El pequeño detalle es que si esa versión resultara cierta, el cálculo de esa estrategia peñanietista (ignoro quién podría ser el autor) es bastante aventurado. Fortalecer a Rafael Moreno Valle en Puebla es simplemente enfilarlo para la candidatura presidencial y convertirlo en el más firme contendiente de una alianza opositora para hacer frente al candidato que fuera del PRI. No se qué opinen Miguel Angel Osorio Chong, Luis Videgaray o alguno de los Gobernadores del PRI que aspiran a esas alturas, como Eruviel Avila.
Vaya, al parecer, en el Gobierno federal siguen sin darse cuenta que el Gobernador poblano va con todo para la candidatura presidencial del PAN y si se puede de una alianza con el PRD, con el PANAL (sí apoyaría ese partido a Moreno Valle en 2018, por supuesto, ya que ha sido su principal benefactor luego del encarcelamiento de Elba Esther Gordillo) y hasta con algún otro partidito que se deje convencer (¿PT? ¿MC?).
Los analistas de la Secretaría de Gobernación federal se burlan cada vez que los poblanos les decimos que nuestro Gobernador ya está operando en todo el país para lograr su objetivo en 2018. Dicen que falta mucho y juran y perjuran que tarde o temprano “habrá expedientes” muy “delicados” que frenarán los ímpetus de Rafael Moreno Valle. Puro cuento y malos cálculos. No hay ni habrá tales “expedientes negros”.
Finalmente, la situación del PRI en Puebla es patética. Todos sus liderazgos pelean por una candidatura a la Gubernatura que seguramente perderán. Porque una vez más, Moreno Valle les tiene tomada la medida: Conoce a todos y sabe que a quien no le toque la mentada candidatura rápidamente lo convencerá para que se vaya a su lado, ofreciéndole alguna candidatura menor, alguna Secretaría o algún privilegio. Los conoce perfectamente a todos. Los priístas traen en sus venas el gen de la traición.
Y esa misma estrategia llevará a cabo para las candidaturas a las Diputaciones federales del año entrante. Todos los enojados e inconformes serán llamados puntualmente a que engrosen las filas del morenovallismo. Y muy pocos tendrán el valor de negarse.
Así que no sé para cuándo esperan los priístas poblanos que Peña Nieto los salve.
No en 2015. Ni en 2016 ni en 2018.
Al contrario, todo parece que ya negoció que se sigan hundiendo.
Que Colosio los redima.
