Los indicadores macro son positivos no así los micro y, por consiguiente, la población es la más afectada.
Por una parte, el índice inflacionario de enero resultó más alto a lo previsto, que se ubicó en 4.48 por ciento términos anuales, así que las proyecciones de algunos analistas ubican el indicador en 4.37 para finales de este año.
El impacto de la reforma hacendaria rebasó todos los pronósticos. Y es que la inflación no será menor en los próximos meses, por el contrario podría mantenerse, principalmente los productos agropecuarios, y serán los que determinen esa tendencia.
Si durante 2013 el consumo era bajo, en enero de este año se desplomó; tan solo hay que ver el reporte de la mayor cadena de tiendas de autoservicio, Walmart, cuyas ventas en el primer mes del año cayeron 3.78 por ciento.
El primer año de gobierno (2013) se caracterizó por el retraso en los grandes proyectos de infraestructura, ya estamos prácticamente a la mitad de segundo mes del año, la actividad gubernamental en materia de obra pública no parece arrancar del todo.
Por ejemplo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) dice que este año se realizarán varias obras, pero no acaba de precisar cuándo lanzará las licitaciones para la construcción de los trenes de pasajeros, de ocho proyectos carreteros o la subasta para modernizar los puertos.
Funcionarios federales sólo señalan que ya vienen las licitaciones, que ya están próximas a arrancar las obras, pero en la práctica no hay nada.
También hay que tomar en cuenta que las condiciones económicas en Estados Unidos (el principal mercado de México) avanzan muy lentamente y, por consiguiente, la producción/ventas en nuestro país están en función del vecino del norte.
Así las coas, la inflación no cederá, no estará en el rango que se fijó Banxico, de tres por ciento; la presión estará por el lado de los productos agropecuarios.
La reactivación económica de México es muy lenta, quizás un mejor panorama sea a partir del segundo semestre, de la mano de las condiciones económicas de Estados Unidos y de la propia actividad que se imponga el gobierno federal con la ejecución del presupuesto.
Aunque, lo anterior no necesariamente se reflejará en una mejoría en el nivel de empleo en el país. Si se realizan los proyectos de infraestructura por parte del gobierno, sí puede mejorar el nivel de empleo en la industria de la construcción.
Por el lado del sector manufacturero -por ejemplo- serán más las horas trabajadas que puedan registrarse sin que ello implique la contratación de mayor mano de obra.
Posiblemente antes de que termine este primer semestre del año el gobierno tendrá que revisar sus proyecciones de crecimiento del país, y ojalá no vivamos otro año de retraso en obra pública.