05-05-2024 01:54:01 AM

Peña y Mancera: las decepciones

tempestad18

Por lo menos en términos de la percepción ciudadana.

Las enormes expectativas que se generaron con el triunfo de ambos en el 2012 no han sido soportadas con hechos concretos que indiquen que al inicio de sus respectivas administraciones  van por lo menos en el camino correcto.

Ambos ganaron fácil y ganaron bien.

Supieron convencer a los votantes de que eran la mejor de las opciones que tenían en la boleta y atinaron además a utilizar con éxito las herramientas de la mercadotecnia política a su favor.

Sin embargo, su labor ya como servidores públicos queda a deber.

En el caso del presidente, los dos puntos centrales en los que basó su propuesta de gobierno están en crisis.

La lucha contra el crimen organizado y la delincuencia del fuero común puede haber cambiado en la forma, pero en el fondo la falta de resultados concretos iguala los números del sexenio pasado.

Es más, de mantenerse la tendencia actual, es decir, si no existe un cambio radical, la herencia de muertos al final de este sexenio crecería más de un 30% con respecto al de Felipe Calderón.

La economía, lejos de crecer al ritmo esperado se contrae, obligando a rectificar la meta de crecimiento en la materia apenas en el primer año del gobierno, a la vez que la inflación aumenta y el tipo de cambio se ajusta a la alza.

Por si fuera poco, las tan anheladas reformas estructurales que el presidente ha enviado al Congreso de la Unión no han sido bien vistas por la mayoría de los sectores productivos y sociales, que las ven apenas como un tibio guiño al cambio que  intenta en vano quedar bien con las fuerzas políticas que se sumaron al cada vez más débil e inútil Pacto Por México.

El rechazo ha sido contundente y ni siquiera ha gustado la forma en la cual se ha manejado la estrategia de negociar y actuar con las distintas expresiones que se han manifestado en ese sentido.

La tibia respuesta ciudadana en el Grito de Independencia en el Zócalo capitalino es sintomática de un régimen que de plano no convence.

El caso de Mancera es todavía más grave.

Habiendo ganado con más del 60% del total de los votos, la pronunciada caída de su popularidad y confianza contrasta con el alza en los niveles de inseguridad en la capital del país a partir de su llegada.

La forma tardía en la que su gobierno resolvió el caso de los jóvenes de Tepito secuestrados en el Bar Heaven ha sido brutal en términos de opinión pública y publicada.

Los capitalinos esperan de él también un ambicioso programa de obra pública  y generación de infraestructura similar al que llevó a cabo Marcelo Ebrard, pero hasta el momento no lo ven claro.

Por si fuera poco, no ha gustado tampoco su actuar durante las recientes protestas de maestros de la CNTE en el DF.

Ni siquiera están conformes los grupos que se encuentran en los extremos del espectro de simpatizantes y detractores.

Unos esperaban que desde el gobierno capitalino se hicieran evidentes y fueran más generosos los apoyos, mientras que los otros imploraban a gritos acciones contundentes encaminadas a “recuperar” la ciudad.

No quedó bien ni con Dios ni con el diablo.

Tibieza, mediocridad y falta de liderazgo son algunas de las nada deseables características que le endilgan los habitantes del Distrito Federal a su jefe de gobierno, que poco apoyo recibe de su partido por no llevar buenas relaciones ni con los Chuchos, ni con los radicales, mucho menos con el grupo político de Ebrard.

Lo grave para Mancera y Peña es que apenas terminarán su primer año de gobierno, el del beneficio de la duda, de los balances generosos porque “apenas está empezando”; el de la popularidad más alta previo a enfrentar el contundente desgaste del ejercicio de gobierno.

En teoría, los números que muestran su aceptación ciudadana son un techo y tienden a bajar irremediablemente con el paso de los años.

Vaya escenario.

De poco han servido todos los millones que se han gastado para operar el impresionante aparato propagandístico oficial, ante la contundencia de expresiones no controladas de opinión pública como las redes sociales.

latempestad@statuspuebla.com.mx

Twitter: @ValeVarillas

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