El panorama económico no es nada bueno, cuando el sector privado del país en pleno sale a pedir que el gobierno federal aplique un “plan emergente para reactivar la economía en lo que resta del año”, tal como lo hizo el lunes de esta semana.
Una demanda que no se escucha por parte del empresariado desde los ochenta, cuando las crisis económicas mantenían al borde la quiebra al país entero.
Ya la semana pasada en este espacio habíamos señalado la necesidad de enfrentar lo “urgente”, sin que se hiciera a un lado “lo importante” como son las reformas en las que están involucrados, gobierno, Congreso y políticos todos.
En materia económica Peña Nieto no tiene nada bueno que informar (excepto el monto histórico de inversión extranjera), porque de ahí en fuera el país reporta fuga de capitales, desempleo, baja producción agropecuaria e industrial, exportaciones a la baja, mínimo consumo.
En suma, la economía mexicana está a punto de detenerse.
Lo que se esperaría del presidente de México es que el próximo domingo 1 de septiembre informe sobre qué hará su administración para revertir las negativas condiciones económicas.
Aunque, es claro que las medidas de política económica llevan tiempo en reflejarse en la economía, pero es necesario llevarlas a cabo para que el término de 2013 y el inicio de 2014 no sea tan tortuoso para las empresas y los mexicanos en general.
Ojalá sea un mensaje realista y concreto.
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