Pero lo peor: También el Parque del Arte se encuentra cerrado por obras y los que acostumbramos ir a correr ahí un rato, maldecimos sin falta diariamente desde hace semanas también.
¿Qué carambas se está haciendo ahí?
Pues nada menos que la instalación de la Ruedota de la Fortuna, que aún con la permanente crítica de la mayoría de poblanos capitalinos, se terminará por plantar ahí (luego de ser rechazada en al menos otros tres sitios), con una obra impresionante: Hay una serie de pilares enormes, instalación de estructuras, puentes y no sé qué tantas cosas más. No soy ingeniero pero no hace falta serlo para darse cuenta de una obra de grandes dimensiones.
En serio… ¿hace falta en Puebla un gasto de esas proporciones? Se están aplicando fácilmente cientos de millones, más los que de por sí costó el aparato comprado en Europa.
Y es que siguiendo la tradición morenovallista de hacer obras con claros matices electoreros, se tiene trabajando ahí a un ejército de albañiles e ingenieros ¡día y noche! en las últimas tres o cuatro semanas. La orden fue que tiene que estar terminada o al menos instalada la Ruedota antes –sí, antes- del 7 de julio. De otra forma no me explicaría la velocidad con que se construye en tres o cuatro turnos diariamente, incluidos fines de semana.
Reitero… ¿Es necesario tal despliegue de gastos y recursos públicos?
Y no me vengan los defensores de la Ruedota que será un “gran atractivo turístico” y que somos unos nacos tercermundistas los que nos oponemos a ese gran “símbolo de progreso y posmodernidad”. No manchen… Nacos sí, pero no idiotas.
Gastarse cientos o quizás miles de millones (al final se sabrá cuánto costo todo el montaje, claro, varios años después porque eso de mostrar datos con transparencia en este gobierno no se les da tan rápido…) para algo que NO es urgente ni necesario en Puebla, es medio o mucho criminal y soberbio.
Nomás hay que recorrer las calles de Resurrección, San Miguel Espejo, Azumiatla o Canoa, para darnos cuenta que hay necesidades mucho más evidentes que una espantosa Rueda de la Fortuna grandota, capricho electorero de unos cuantos que sueñan con vivir en Viena o Londres.
En serio, una vez más, ¿hace falta gastar tanto para algo que no es prioritario y que tendrá como estupenda vista el techo del Centro Comercial Angelópolis?
Y así no quieren que uno sea mal pensado. Decían hace muchos años que “haz obra, que algo sobra…”.
Esperemos muy pronto (no en unos años cuando ya haya terminado este Gobierno y ya hasta esté descompuesta o sea chatarra la Ruedota) ver el informe completo de cuánto se gastó, a quién se le pagó y con qué recursos se instaló una de las “obras cumbre” de la presente administración.
Caprichos les llaman en mi tierra.
Y buenos negocios también.
Estaría bueno hacer una encuesta sobre el tema…
twitter: @rodolforiverap