Me refiero desde luego a la construcción de un Teleférico que iba a estar listo para cuando se verificara el Tianguis Turístico de hace unas semanas. Y desde luego la compra e instalación de una “Rueda de Observación” (nombrecito rimbombante para designar a una Rueda de la Fortuna grandota).
El Teleférico está detenido en su construcción y hay varias demandas para que se suspenda la obra que atentó contra construcciones que son parte del acervo del Centro Histórico, catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Y las demandas sí están siguiendo su cauce legal. Todo partió de permisos sin sustento alguno que soltó el anterior Delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Miguel Rivas García, que al parecer no era más que empleado del Gobernador y que en su vida había tenido la formación ni cultura para un cargo de ese tipo.
Pero además, aún cuando la pelotita se le echó al Secretario de Transporte Bernardo Huerta, la verdad es que toda la construcción estuvo a cargo -desde el principio- de Antonio Gali Fayad, como Secretario de Infraestructura.
¿Vamos… qué tiene que ver un Secretario de Transporte con una obra de un proyecto turístico? No, el cambio fue porque cuando se dieron cuenta que vendrían las demandas y éstas podrían proceder, mejor optaron por quitarle esa responsabilidad a Gali, que ya se perfilaba para ser candidato a la Presidencia Municipal por el PAN y partiditos que lo acompañan.
Pues hoy el Teleférico de la polémica está suspendido y si se insiste en su construcción tendrán que derruirse varias de las torres que ya están hechas y cambiarle su curso para que no toque nada del Centro Histórico. O sea: Tirar varias decenas (o centenas, no sé) de millones de pesos porque no planearon la obra desde el principio y cometieron arbitrariedades que jamás pensaron que iban a provocar su suspensión.
Sí, como los puentes de la Recta a Cholula: Inaugurarlos para después tirarlos porque había que rehacer un colector pluvial, y todo por la prisa de querer lucimiento con fines electoreros. Y decenas de millones tirados a la basura.
Finalmente, el tema de la Ruedota de la Fortuna.
Primero sigue el misterio de su verdadero costo: No se sabe la cifra exacta pero trascendió por los mismos que la vendieron que anda entre 200 y 400 millones de pesos. Al menos, porque hay quien dice que cuesta mucho más.
La primera pregunta es si hace falta un gasto así solo porque a algún genio se le ocurrió que la Ruedota es un atractivo de primer mundo, porque lo hay en Chicago, en Londres o en Viena.
Pero supongamos que sí, que será un gran atractivo turístico. El detalle es que esas Ruedotas en aquellas ciudades del extranjero, fueron instaladas por iniciativa privada; vamos, empresarios que quieren un negocio que les sea redituable. Y efectivamente, son uno de los atractivos de esas ciudades, solo que no hubo un gasto de las autoridades para su instalación.
La verdad creo que en Puebla hay necesidades mucho más apremiantes. Y si no que se lo pregunten a los habitantes de Resurrección, Canoa, Azumiatla, San Miguel Espejo o varias zonas verdaderamente paupérrimas de la capital poblana, que no tienen pavimentación, alumbrado, seguridad, y muchos etcéteras.
Y no, no soy un enemigo del progreso y de los buenos proyectos. De lo que sí soy enemigo es de las ocurrencias sin planeación. De los caprichitos, pues.
Porque justamente por una falta de planeación, la mentada Ruedota ha sido propuesta a instalarse en tres o cuatro sitios de la ciudad de Puebla y de todos ha sido cambiada.
Primero que la iban a poner por la zona de Los Fuertes (que creo que sería el mejor sitio por dominarse desde ahí una estupenda vista de la ciudad de Puebla). Desistieron porque quedaría muy cerca de donde vive el Gobernador y no quiere mirones impertinentes.
Luego que en el Paseo Bravo. Tampoco porque atentaría seguramente contra el entorno colonial del centro histórico de la ciudad.
Después claro que hubo la intención de ponerla en terrenos del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec. Y obviamente los padres se opusieron, al igual que maestros y miles de quienes somos exalumnos.
Y perdón, tampoco somos enemigos de proyectos innovadores ni opositores pagados por algún partido. Simplemente que por sentido común, primero deberían arreglar la famosa escuela y luego andar pensando en arrumbar ahí una Ruedota que no han sabido dónde ponerla.
Y si los terrenos del CENHCH en donde se iba a instalar son un “muladar”, pues ¡peor tantito! Eso quiere decir que el Gobierno NO da mantenimiento adecuado a las escuelas oficiales a su cargo. No me vengan con jaladas los defensores de la Ruedota en el Centro Escolar, que me suenan más a apologistas de los caprichos del Gobernador.
Y hay más. Fuentes muy confiables (directivos, maestros del CENHCH y funcionarios de la SEP que por obvias razones piden la gracia del anonimato) me aseguran que el plan maestro es quitar de ahí al CENHCH completito y trasladarlo a grandes terrenos de la zona de Chachapa o Valsequillo. Y en su lugar poner un gran “Parque Angelopolitano”, un “pulmón” de la capital… Y claro, con Ruedotas, lagos, etc., etc. Vaya, un “Central Park” poblano.
¿Será?
La verdad no lo sé. Pero de que la idea suena muy acorde con los “megaproyectos” del actual gobierno estatal, es evidente.
Pero por lo pronto, ganaron padres de familia, maestros (que obviamente estaban en contra pero nunca externan su inconformidad por miedo a ser despedidos) y exalumnos: No se instalará la mentada “Rueda de Observación” en terrenos del CENHCH. Al parecer no se quiere una bronca más y miles de votos opositores en pleno proceso electoral.
Pero reitero… por lo pronto.
Quién sabe qué venga después.
¿Tendría algún sentido una megaobra de esa naturaleza?
Mmmm. Solo recuerdo un viejo dicho: “Haz obra… que algo sobra”.
Y más para 2018.
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