Ayer en su columna de El Universal, el muy informado periodista Ricardo Alemán, aseguraba que por esa razón fue lanzado un débil candidato a Gobernador en Baja California –Fernando Castro Trenti- que incluso tiene un oscuro pasado que reventarán en unos días los panistas, y que por eso también Jorge Hank Rohn –amigo personal de Peña Nieto- fue convencido a no participar.
Vamos, que estamos volviendo a la época de las “concertacesiones” salinistas (¿recordamos el término?: cuando Salinas le reconoció varios triunfos electorales al PAN, a cambio de que lo apoyaran en sus reformas en el Congreso… Baja California, Guanajuato, Chihuahua, Nuevo León…)
No hay que olvidar que –siempre según versiones muy informadas cercanas a Presidencia- el actual mandatario sí escucha frecuentemente al ex Presidente Salinas, quien tras bambalinas aconseja a Peña en muchos temas de capital importancia, sobre todo de manejo político que a él le funcioraon.
Pues el rumor no suena tan descabellado.
A no pocos panistas les sigue pareciendo muy extraño que su líder nacional Gustavo Madero esté aceptando todo lo que le piden desde Presidencia y hasta alabe pública y continuamente a Peña Nieto. Incluso es él el “Presidente” del acuerdo que sigue llamándose Pacto por México. El sospechosismo para los panistas es evidente, sobre todo para el grupo “calderonista” integrado por Cocoa Calderón, Ernesto Cordero y Javier Lozano Alarcón, entre otros.
Del mismo modo, en el grupo de los “Chuchos” del PRD –cuyo triunvirato es y sigue siendo compuesto por Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, éste último quien encabezó la postura perredista en el Pacto por México desde los meses de la transición y hoy está refugiado en el presupuesto de Miguel Mancera en el D.F. como su Secretario de Trabajo- también es clara su empatía con el Presidente de la República, con quien frecuentemente aparece sonriente uno de sus principales hechuras y pupilo, el poblano Luis Miguel Barbosa.
¿También al PRD se le “respetarán” o cederán algunas plazas en julio próximo?
No lo sabemos aún. Repito, todo este cuento tiene bastante sentido y las señales que acabamos de enumerar también son, al menos, dignas de tomarse en cuenta.
Pero sea cual sea la realidad, la pregunta vital para nosotros los poblanos es si en ese tenor de las “concertacesiones” peñistas, Puebla –Estado y capital- están o no incluidos para el resultado electoral de julio próximo.
Yo honestamente no lo creo. Por varias circunstancias.
En primer lugar (lo dijimos aquí mismo desde noviembre pasado, al menos), porque en Puebla existe un Gobernador que se ha encargado de pregonar que quiere ser Presidente de México. Dejarlo ganar en su Estado, significaría fortalecerlo significativamente como el gran ganador panista de elecciones y con ello obligar al PAN a hacerlo su candidato en 2018.
Y es que en el PRI ya hay varios tiradores de mucho peso que quieren eliminar contendientes desde ahora: al menos Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray en el gabinete de Peña y también Eruviel Ávila o Aristóteles Sandoval entre los Gobernadores, y hasta el mismo Manlio Fabio Beltrones entre los legisladores. A ninguno de ellos les gusta que Rafael Moreno Valle se fortalezca y aparezca como el inevitable candidato panista a la Presidencia. Y desde luego tampoco a otros panistas que ya también se apuntan para la grande (el gobernador de Sonora Guillermo Padrés o el mismo senador Ernesto Cordero).
Ahora bien, las últimas constantes visitas de los líderes y estrategas priístas nacionales con combativas declaraciones también son muestra de que sí les interesa ganarle Puebla y su capital a Rafael Moreno Valle.
Por último, el fenomenal golpe de encarcelar a Elba Esther Gordillo tuvo como uno de sus principales damnificados justamente al gobernador poblano –lo dice todo el país, no yo-, quien ahora no tendrá ya el vital apoyo de recursos del SNTE-Panal para sus aspiraciones electorales: primero para la próxima elección de julio, pero menos para su carrera presidencial.
Finalmente, si Puebla estuviera dentro de la gran concertacesión peñista, habría que ver entonces quién es el candidato en la capital poblana:
Si en el PRI insisten en que el criterio más “inteligente” es lanzar a un candidato desconocido y sin experiencia porque tiene mejor “rentabilidad electoral”, aunque vaya de colero en cualquier encuesta seria, entonces probablemente sí estaríamos frente a la negociación, pues perdería irremediablemente frente a un Antonio Gali que lleva meses en campaña. La pregunta entonces es qué obtendrían a cambio por parte del Gobernador.
Pero si en el PRI hacen a un lado genialidades como la anterior y lanzan al mejor posicionado en las encuestas y que le gana a Gali en todas las mediciones (aunque ayer haya habido una inocente filtración en Reforma de que Gali le gana hasta a los priístas, lo cual es una vacilada… que ha crecido, pero no les gana a los punteros), entonces sabremos que los priístas sí quieren ganar la plaza y que Puebla no forma parte de las “concertacesiones” de este año.
¿Usted qué opina?
Estamos a días de saberlo.
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