Diariamente hay filas de personas esperando para poder hablar con los responsables de este despacho.
Ya sea para solicitar trabajo en algunos de los paradores o bien para exigirles el pago correspondiente por los días laborados.
Las quejas no son pocas.
Retrasos en pagos, retención de documentos personales y despidos injustificados bajo argumentos poco convincentes.
A decir de los quejosos, los horarios de trabajo son de 5 de la mañana a dos de la tarde en el primer turno, y de las 2 de la tarde a las 11 de la noche en el segundo turno.
En la primera semana les ofrecen hasta mil pesos de paga, la cual es les cubren de manera inmediata pero a partir de la segunda semana comienzan los retrasos.
De manera desordenada, distribuyen a los empleados en los diferentes paradores sin siquiera consultar si son cercanos a sus domicilios, de tal manera que personas que viven por el rumbo de Tlaxcalancingo, han sido destacadas a los paradores de Loreto y La Ciènega, y viceversa.
No les permiten moverse de sus lugares de trabajo ni para ir al baño.
Algunos de los afectados, denunciaron que fueron despedidos por haber dejado su puesto para poder ir al baño a un negocio cercano, no les pagaron y tampoco les devolvieron sus documentos, como la copia de la credencial del IFE.
Son los propios cobradores los responsables de hacer los cortes de caja y el depósito que se entrega a los camiones de TAMEME, encargados de la recolección de valores; quienes no tienen un horario fijo, por lo que a veces, señoritas encargadas del cobro en el segundo turno, tienen que esperar hasta después de las 11 de la noche para hacer el corte. (¿No tendría que ser esa la labor de un supervisor?)
Por todas estas irregularidades, dicen los afectados, es que la rotación de personal es constante, ya que no tienen garantías de nada.
Y al igual que con los trabajadores encargados de la seguridad, contratados por otro despacho, nadie mete las manos para apoyarlos.
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