Sin pedir un solo peso prestado, el gobierno poblano encargó a una empresa alemana la construcción de una Rueda de la Fortuna tamaño XXXL para engalanar las explanadas del Paseo, tan socorrido por los poblanos que gustan del faje en el kiosko y perseguir palomas mientras esperan al Galgos del Sur.
Dos cifras y 6 ceros, en euros, fue la friolera que al mandatario le costó adquirir esta fastuosa noria que no le pide nada a otras que adornan sendas plazas europeas, con la diferencia de que allá permiten admirar paisajes renacentistas y acá, a lo mucho, azoteas con cochinas de gas y jubones colgados del tendedero.
La nueva ideota del Señor del Cerro, como otras que ha tenido, ha generado polèmica precisamente por el descomunal costo que representa, sobre todo porque será nada más pa’ presumir a la capital durante el tianguis turìstico que durarà menos de un mes y porque está destinada a convertirse en paquidermo albino.
Acá vale madres si ya se cuenta con los permisos necesarios (eso no ha sido impedimento, ya se vio), si costó un chorro de lana (mientras haya burócratas que despedir para echar manos de sus sueldos y compensaciones), o si le parte la madre a la denominaciòn de patrimonio cultural (esa que solo defiende un grupo de vividores quesque letrados en esas artes).
¡Qué más da!, si el ornamento mecánico servirá para que sean más los extranjeros que vengan a la plaza de la 11 sur a disfrutar de sus chalupas y tomarle fotos a los juandieguitos y morenitas-del-tepeyac en las fiesta de la villita del 12 de diciembre o para que la famosa güera y sus hermanas se trepen en la góndola VIP y dejen su rúbrica en los sillones de piel.
Pero sobre todo, servirá para apuntalar el sueño faraònico de aquel que instó a los poblanos a abrir los ojos y que le sirvieran de trampolín para poder llegar a ser el mandamás de todo el país, y después la ONU, la OEA, el Papado o lo que sea que se le antoje.
Así que espérese, tal vez la próxima sorpresa sea que inviten a todos los poblanos a donar llaves de todos los tamaños para construirle una estatua: “El Coloso de Rafa’s” y ponerla en lugar de la del Benemérito en el parque Juárez, que por obvias razones, tendría que cambiar de nombre también.
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