Y en unos días se tengan que aprobar las cuentas públicas del mismo Ejecutivo estatal, y con ello nos deje a muchos un saborcillo a cortina de humo… la verdad es que creo sinceramente que hay serios errores de cálculo en la estrategia, además de recordarme mucho cosas que sucedieron en el año 2006.
Veamos.
En primer lugar, me parece que como “escarmiento”, la persecución judicial a periodistas es propia de regímenes autoritarios poco afectos a las críticas y a la libertad de expresión. Aquí y en China (bueno, no en China), los periodistas, columnistas, opinadores, editorialistas y demás miembros de la prensa y medios electrónicos, tienen como oficio profesional el cuestionar, criticar, investigar, disentir y poner en tela de juicio todas las acciones de los gobiernos y personajes públicos que gozan de un sueldo proveniente de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos.
Y nadie dice que haya que difamar o insultar, cayendo en otro exceso de un libertinaje mal entendido. Pero la crítica incisiva, dura, permanente y sustentada en datos y fuentes confiables, es la esencia del verdadero periodismo moderno (y de siempre, vamos). Si a un personaje no le gusta que lo critiquen, pues que no se meta a la política, punto.
Pero la demanda a periodistas por parte del gobierno del Estado de Puebla a mí me parece que tiene otra finalidad, siempre pensándolo como una supuesta estrategia planeada. Ya la vi en Ecuador hace unos meses: El presidente Rafael Correa, experto en poses demagógicas, demandó por varios millones de dólares a varios periodistas y –por supuesto- con todo el aparato judicial a su favor (jueces y magistrados le temen y son prácticamente sus empleados), les “ganó” contundentemente a sus críticos. A los pobres periodistas les iba a quitar hasta la ropa que traían puesta.
Pero claro, pasadas unas semanas, en un acto de “magnanimidad”, el presidente actor les “perdonó la vida” y dejó claro que “no iba a permitir que nadie lo difamara jamás”. ¡Wooow! El paladín de la justicia en acción. Desde luego, hoy la prensa ecuatoriana vive amedrentada y han cerrado ya la mayoría de medios críticos e independientes (que ni siquiera se piense que vivían de publicidad gubernamental).
No sé por qué se me viene a la memoria ese acontecimiento ecuatoriano. Y en Venezuela viene sucediendo lo mismo (la persecución absurda e implacable a los periodistas opositores) desde hace años bajo el cuasi-dictatorial régimen de Hugo Chávez. El pequeño detalle es que Puebla no es Ecuador ni Venezuela, afortunadamente.
Pero en segundo lugar, y creo que es lo que me parece más erróneo de las mentadas demandas a periodistas, es que me recuerdan demasiado a lo sucedido aquí mismo en Puebla en el año 2006. Sí, cuando ocurrió el famoso –en todo el mundo- caso de la periodista Lydia Cacho y su enfrentamiento con el gobierno de Mario Marín.
Lo escribí ese mismo día (ahí están mis columnas de ese año): Marín estaba haciendo un pésimo cálculo al “aplicar todo el peso de la ley” a una señora que prácticamente nadie conocía… sino a partir de entonces. Y sobre todo en un tema que a Marín ni le interesaba y solo por quedar bien con un supuesto amigo que lo hizo famoso en todo el mundo con un apodo que lo perseguirá hasta el fin de sus días. Si Mario Marín pudiera haber retrocedido el tiempo y jamás haber hecho caso de aprehender a Cacho y jamás tomar una llamada de Kamel Nacif… hoy quizás su grupo seguiría gobernando Puebla. Pero no entendió e hizo un mal cálculo…
En el gremio periodístico hay de todo: críticos inteligentes, redactores sagaces, reporteros con cultura y formación, investigadores profesionales… y también pésimos escritores, incultos reporteros que cometen faltas de ortografía de primaria, atacadores profesionales, expertos en calumnias y más. Hay odios, desencuentros, rencores añejos, enemistades y sociedades rotas… pero la mayoría se une cuando uno de ellos es atacado por el poder en turno, sea quien sea.
Eso es exactamente lo que sucedió en el affaire Cacho-Marín: En unos días, prácticamente toda la clase periodística nacional se unificó en torno a la defensa de una escritora vulnerada en sus derechos fundamentales. Y aunque no era del todo cierto, la Cacho se convirtió en la mártir del periodismo, apoyada por intelectuales de todo el país y el mundo entero.
Y pensar que esa llamada pudo no haberla tomado nunca Mario Marín…
Regresemos al momento actual.
La pregunta es: ¿Se cree que demandando a periodistas –por mordaces que sean- el resto “escarmentará” y ahora rendirá pleitesía al poder en turno, o tendrá tanto temor que mejor dejará las críticas y huirá despavorido del Estado? ¿Pues qué revivió Maximino Ávila Camacho? Creo honestamente que ocurre exactamente lo contrario. Remember the Cacho-Góber precioso´s affaire.
Sobre todo cuando se involucra a periodistas nacionales que ni viven en Puebla ni de Puebla, ni tienen acuerdos con funcionarios de Puebla y –lo peor- pertenecen a medios permanentemente críticos de cualquier nivel de gobierno. Por ejemplo la revista política más importante, leída y vendida de México. Nada más.
En menos de una semana se unirán una veintena de periodistas nacionales y hasta internacionales. Que un gobierno persiga, demande, multe o encarcele a periodistas es el tema favorito de todos los medios libres a nivel mundial.
Y por último, si lo que se persigue es que los columnistas y opinadores dejen de criticar –sana o malsanamente- al gobierno… ¡con demandas lo que se provoca es exactamente lo contrario! A partir de ahora –acuérdense- crecerá exponencialmente el número de lectores de todos los demandados y perseguidos (nomás vean cuántos seguidores tiene la cubana Yoani Sánchez, por cierto). Si algunos no eran famosos, ahora lo serán. La corona del martirio es el bocadillo preferido de los santos (Miguel Agustín Pro dixit).
Y lo mejor -lo he venido diciendo desde hace meses-: Ahora las redes sociales son el instrumento ideal, libre, gratuito, sin censura ni mordazas… y masivo para denunciar los excesos de los gobernantes y funcionarios. Neta… ¿Piensan que demandando a columnistas se va silenciar el clamor en las redes sociales?
Sigo creyendo que hacen malos cálculos.
Y no insulto a nadie, por cierto…
twitter: @rodolforiverap
