Ayer, nuevamente un hombre decente –el empresario Toño Haces D’Artigues-fue arteramente asesinado sin otro móvil que el robo de 25 mil pesos que acababa de retirar del banco que está frente a sus oficinas. Eso es lo que vale una vida en Puebla actualmente.
Y por mucho menos han sido baleados o apuñalados o golpeados brutalmente muchos, muchos ciudadanos que, de no morir en el asalto, casi nunca denuncian (amos) los violentos atracos, ante el temor de que los mismos policías, ahora ya con datos (dirección, teléfono, familiares, etc.), extorsionen o nos roben a domicilio.
Y por favor, no busquemos explicaciones espectaculares sobre el asesinato de Toño Haces (que una venganza, que un ajuste de cuentas, que el narco… que la manga del muerto): Fue un maldito asalto de esos que cada día ocurren por decenas en nuestra herida ciudad de Puebla, ante la ineficacia de las autoridades de cualquier nivel.
Porque la policía Municipal no es la única culpable. También lo es el Gobierno del Estado. Ambos, en su estúpida disputa por ver quién puede más, están convirtiendo a Puebla en una zona sin ley ni seguridad. El Gobierno estatal de Rafael Moreno Valle retiró policías del Municipio (casi mil, dicen) y el de por sí ineficaz y bisoño gobierno del Alcalde Eduardo Rivera, pues menos puede con un paquete que le quedó demasiado grande a ojos de cualquier ciudadano.
Ante tal panorama de ineptitud generalizada (estatal y municipal), los ciudadanos tenemos obligadamente que aprender a cuidarnos nosotros solos.
Muchos, en nuestras casas y oficinas hemos cambiado cerraduras, puesto chapas de alta seguridad, barrotes en todas las ventanas, alambrados, púas, cercas electrificadas, alarmas y estamos pagando vigilancia privada todos los días.
Y en nuestra vida cotidiana hemos transformado forzosamente nuestro estilo de vida y comportamiento. Tenemos que salir sin relojes caros, sin cartera o con lo indispensable en ella; no tener autos ostentosos que muevan la codicia de los rateros; tenemos que ir al banco (si nos atrevemos) con suma precaución, ver si nadie nos sigue, despistar a los posibles asaltantes; no cobrar ni pagar cantidades considerables en efectivo a nadie; otros valientes han comprado armas para defenderse o de plano, si tienen con qué pagarlos, contratado escoltas para sus familias.
¿Por qué? Pues porque los ineptos que nos gobiernan prefieren discutir dónde va a ser el grito del 15 de septiembre, cómo tener guaruras de por vida o ver cómo la nueva distritación electoral (era) les deja más cotos de poder.
Me pregunto a nosotros quién diablos nos va a pagar todo ese gasto que le ahorramos a los gobernantes en cuestión de seguridad, pero que si no lo hacemos, más temprano que tarde seremos víctimas de los robos o asaltos, en el mejor de los casos, porque en el peor podemos perder la vida nosotros o algunos de nuestros amigos, colaboradores o familiares.
No es justo. Es indignante. En serio ya no aguantamos.
Yo solo le recuerdo a quienes nos gobiernan que Felipe Calderón y su partido perdieron la última elección por muchos motivos… pero uno fundamental fue que la gente ya no soportó más violencia e inseguridad. La gente tenía y tiene miedo. Y eso se tradujo en búsqueda de cambio. Y no digo que Peña Nieto sea el mago bueno que cambiará todo; simplemente explico razones de la derrota panista.
Bueno, pues en Puebla habrá elecciones el año entrante (en menos de 11 meses ya). Y no hay obras públicas fabulosas que hagan olvidar a los electores la inseguridad: Calderón hizo un montón de carreteras y hospitales (según él mismo pregona) y… aún así perdió el PAN la última elección.
Saque cada quien sus propias conclusiones.
Twitter: @rodolforiverap