Es decir, el presunto manejo de programas sociales con fines electorales no se constriñe nada más al programa Oportunidades sino también el que comprende el apoyo económico a los ancianos que no reciben pensión u otra ayuda por parte de algún organismo público.
A las puertas de las casas han llegado personas plenamente identificadas como trabajadores de la dependencia, quienes con gafete y chalecos en ristre dejan en claro que son encargados de operar el programa “70 y más” para el gobierno federal de Felipe Calderón, no para el gobierno estatal (sic).
Con lista en mano, los promotores preguntan por los empadronados para luego pedirles que acudan a las oficinas de la delegación, ubicadas en la 2 sur y la 39 poniente.
Hubo un caso en que aún cuando se comprobó que la persona registrada en el padrón no vivía en el domicilio visitado y, aún más, que recibe pensión de una dependencia de salubridad por viudez, le extendieron su recibo y lo invitaron a acudir a las oficinas, para recibir el dinero del programa “del gobierno de Felipe Calderón” (sic).
Esto deja en evidencia también que el programa “70 y más” no cumple con la primera premisa para su entrega: no recibir alguna otra clase de apoyo gubernamental, igual que en el Seguro Popular, pues la persona en cuestión puede ser identificada como beneficiaria del IMSS.
Sin embargo, en tiempos electorales, bien vale obviar algunos requisitos con tal de “ayudar” al necesitado y de paso tratar de llevar al molino albiazul.
A FAVOR DE LA ECOLOGÍA
Un punto a favor hay que anotarle a la Secretaría del Medio Ambiente del ayuntamiento de Puebla que comenzó a imponer sanciones a vecinos de fraccionamientos que, sin autorización, cortaron de raíz los árboles en las banquetas de sus cuadras.
Ya era hora que comenzarán a ponerles un “estate quieto” a los depredadores de árboles, quienes con el pretexto de realizar ampliaciones en sus viviendas, derriban las especies sin el menor recato.
Ya nada más pedirles algo a las autoridades: que ya que los vecinos hicieron su “gracia” y derribaron los árboles, que los obliguen a que por lo menos que recojan su tiradero y verifiquen que los camiones de la basura se lo lleven, porque pasan días en que las montoneras de hojas, ramas y troncos siguen en el mismo lugar, convirtiéndose en nidos para perros callejeros.
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