La inseguridad en Puebla ha sentado sus reales. En mis 46 años de vivir aquí jamás había presenciado tal descontrol por parte de las pésimas y abúlicas autoridades municipales, encabezadas por el panista Eduardo Rivera.
Una vez más en el BEAP sufrimos la maldita ola delincuencial (ya me han asaltado con violencia a mí y a varios de mis encuestadores). El domingo pasado forzaron y destrozaron las chapas de una de nuestras entradas con lujo de violencia. Nos salvamos de milagro pues llegó alguien y los rateros se pelaron en una camioneta pick-up. No quiero pensar qué hubiera pasado si hubiera habido alguien dentro.
Lo peor es que en la misma calle en la colonia Anzúres, al menos otras cinco casas han sido robadas. La misma calle, repito. Y en toda la colonia (y colonias circunvecinas como El Mirador, Bella Vista, Plaza Dorada, etc.) los asaltos en vía pública, robo de autos y autopartes y robos a casas habitación son cosa de todos los días. Todos los días.
En serio, ¡ya estamos hasta la madre! En los últimos seis meses, todos los vecinos hemos tenido que cambiar chapas, cerraduras, instalar cercas electrificadas, alambrados, herrería en las ventanas, poner alarmas… sí, como en un enorme campo de concentración. Muchos tienen perros y hasta policías pagados. Por cierto, todos esos gastos a nosotros ¿quién carajos nos los va a reponer?
La pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo habrá eficiencia en la muy incapaz autoridad municipal? Y el pretexto de que el Gobierno del Estado le quitó policías (aunque cierto) ya está gastadito: Son ineptos, punto.
Ojalá pronto soliciten el voto.
PUES NO, NO LEVANTA.
La campaña de la panista Josefina Vázquez Mota ha sido relanzada, reinventada, se le han dado “golpes de timón”, han intentado “contrastes”, ataques, burlas y ahora hasta reventar mítines de Peña Nieto… y nada. No levanta. Y ahora ya hasta es un claro tercer lugar en las encuestas nacionales.
No. Esta vez no funciona la estrategia del españolito Sola, quien busca desesperado desquitar los miles de dólares que se mete mensualmente. Y es que, hablando un poco en su descargo, dice un conocido principio de mercadotecnia: La mejor estrategia o campaña publicitaria fracasa si el producto es malo.
Y esto es justamente lo que ocurre con la campaña panista a la Presidencia: Se quiebran la cabeza inventando estrategias… pero la que es mala es su candidata.
Lo dije aquí hace muchos meses: Josefina nunca fue una extraordinaria candidata. Los panistas se ilusionaban porque efectivamente era mejor que Ernesto Cordero o Santiago Creel (y ahora ya hasta lo dudo, pues creo que el Cordero hubiera hecho un mejor papel en el debate…), pero hasta ahí. En la campaña de a de veras se ha visto su notoria falta de carisma y capacidad discursiva.
Y todo lo anterior no lo digo yo. Ya hasta algunos panistas andan pensando en que decline a favor de López Obrador, para revivir la alianza que sí funcionó en Puebla, Oaxaca o Sinaloa en 2010. Sí, pero… en esos sitios había buenos candidatos.
Lo que sí es preocupante es el giro que algunos genios le están dando a la campaña de Vázquez Mota en un intento ya desesperado por reanimarla: Reventar mítines de Peña Nieto con chamacos dispuestos a todo para provocar y ser golpeados por los “malvados” priístas y luego difundir el hecho en redes sociales sobre estos “mártires” de la democracia.
Cuidado. Porque una provocación puede terminar trágicamente si algún despistado sí responde a la violencia. Están caldeando los ánimos. No sean malos perdedores.
Me encantaría ver cómo reaccionarían los panistas si un grupo de provocadores del PRI u otros partidos va a reventar e insultar en algún acto de Vázquez Mota: Uuuff! Gritarían que los perversos priístas son unos malditos y que están desesperados porque su candidata les va ganando. Sí, lo mismo que hoy dicen los del tricolor.
Pero repito: No se parezcan a las huestes de López Obrador que tanto criticaron en 2006 de que no sabían perder. Mejor hagan un serio examen de conciencia sobre lo que han sido sus gobiernos y, sobre todo, por qué su candidata no logra entusiasmar a los ciudadanos.
Al único que están beneficiando, por cierto, es a su otrora odiado Andrés Manuel López Obrador, que si bien sí ha subido un par de puntos (en algunos Estados un poco más, pero son parte de la muestra nacional), tampoco logra convencer a los que sí votarán por el PAN.
Y así, dividido el voto antipriísta, es prácticamente imposible que le ganen a Enrique Peña Nieto, quien sin ser un extraordinario candidato… les sigue llevando 20 puntos o más en todas las mediciones nacionales. Es difícil –no imposible- que en los 40 días que quedan de campaña cambien estas tendencias, pues la mayoría de mexicanos ya decidieron por quién votar (y las agresiones a Peña Nieto, el acoso a sus eventos, los furibundos ataques en redes sociales… no hacen más que asegurar a sus simpatizantes… ¿qué no se dan cuenta?).
En fin. Ojalá no haya un desenlace trágico o grotesco como en 2006.
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