Hace unos días, en la Secretaría de Finanzas, fueron despedidos 30 empleados de base, algunos de ellos con cargos de coordinación. Fueron echados de la manera más humillante que pudieron encontrar sus jefes para exhibirlos: los armaron con escobas y recogedores y los enviaron a barrer el Parque Ecológico, como manera de presión para que “no les quedara de otra” y fueran ellos los que entregaran sus renuncias.
Otro caso más. Inspectores y supervisores de la Secretaría del Transporte, en la antesala del despido, fueron reclutados para sembrar árboles en los parques y andadores que, a las prisas, está construyendo Amy Camacho en la ribera del río Atoyac; tras la pérdida de una partida extraordinaria de 130 millones de pesos que la Federación ya no entregó para tal fin.
En su columna La Tempestad, Valentín Varillas ya había documentado el hecho: “Uno de los casos que mayor indignación han despertado es el de un trabajador de base, licenciado en Administración de Empresas, que tenía una subdirección en una de las dependencias más importantes del gobierno estatal, que tuvo la desgracia de ser etiquetado como “marinista” y que actualmente se ha visto obligado a realizar labores de intendencia y limpieza de baños en el Penal de San Miguel.”
Otros casos más, similares a éste, están saliendo a la luz, para dar a conocer las vejaciones que sufren los que aún trabajan en dependencias de gobierno, pero que ya están en la mira y son blancos del terrorismo laboral.
No faltaran los voceros que saldrán una vez más a defender al mandatario negando el hecho y justificando que todo es diferente a como era antes con los marinistas, pero lo cierto es que entre los empleados de la administración crece el descontento por la forma tan asquerosa con la que son tratados y, en ese sentido, si extrañan a sus antiguos patrones, quienes, rateros o no, eran más considerados, dicen los afectados.
ADIVINA, ADIVINADOR…
¿Qué Secretario de estado favorece a la empresa de su primo carnal, dedicada a la impresión de pequeña y gran escala, publicidad, maquila de uniformes (de mala calidad pues se despintan rápido), etc; otorgándole y consiguiéndole jugosos contratos, no sólo en su propia dependencia sino también en otras y en la misma Casa Puebla?
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