Así de sencillo.
Los últimos acontecimientos políticos en la entidad le prendieron al mandatario los focos amarillos de alerta, al ver que, organizados, sus adversarios podian moverle el tapete, por lo que actuó en consecuencia y les metió presión por donde más puede doler: el asunto de la seguridad.
A pesar de meter mano para que Lozano Alarcón fuera el primero en la fórmula al Senado y colocar a sus alfiles en candidaturas específicas, no fue un proceso aterciopelado, sino que por el contrario, tuvo que remar contracorriente y llegar hasta lo último, influyendo directamente pese a que había ofrecido lo contrario, tal como lo lamentó después el propio dirigente estatal albiazul.
Eso, sumado a que no cumplió con la tarea encomendada de hacer ganar a Ernesto Cordero en Puebla como candidato presidencial por el PAN.
Ciertamente, el asunto del “préstamo” de policías estatales al municipio no es nuevo, data de hace varios sexenios y trienios, pero también es cierto que, a pesar de los roces, entre ambas entidades de gobierno había un acuerdo de continuar con el apoyo, para no poner en riesgo la seguridad de la entidad.
Sin embargo, en esta ocasión hay algo de insensibilidad y mucho de autoritarismo y presunción de poder. De ahí los mensajes sicilianos que esgrimen hoy los francotiradores que ya le espetan al edil “si no puedes, renuncia”.
Aún cuando Manzanilla Prieto ha asegurado que los policías, fisicamente, continuarán sus rondines por la ciudad, lo cierto es que será el gobierno estatal el que determine los horarios, las zonas, el número de rondines, etc.
Es un mensaje implícito al edil Eduardo Rivera y a su grupo de rebeldes:
“Síguele y no te la acabas”.
En un berrinche, para el gobernador no sería dificil que, en “aras de mantener la gobernabilidad” en municipios difìciles como Acatzingo o Texmelucan, por ejemplo; de un plumazo determine movilizar de la noche a la mañana a todos los efectivos policiacos.
Entonces no habría absolutamente nadie que le reprochara algo porque, en el papel, es el estado el que tiene el control de la seguridad en la entidad.
Justamente en tiempos en donde los robos en casa habitación, robo de autos y asalto a peatones en la capital poblana se han incrementado pese a los esfuerzos de la autoridad municipal por combatirlo y la necesidad de Amadeo Lara de negarlos.
De poco sirven pues las inversiones hechas por Eduardo Rivera en patrullas y càmaras de videovigilancia si no cuenta con el personal suficiente para usarlas y dar seguimiento a las denuncias ciudadanas.
De ahí que lo dicho por Manzanilla Prieto: “todo tiene que ver con el control” esté más vigente hoy que nunca, con la clara intención de meter a todas las ovejas al redil.
Por eso un día, el mismo mandatario reconoció que a lo único que le tenía miedo era a los desastres naturales, porque eran lo único que no puede controlar.
Nos queda muy claro.
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