Porque desde el primer momento en que la coalición entre los dos partidos –más el Verde Ecologista- fue anunciada, no pocos priístas levantaron la voz y expresaron que era un error: Que la alianza con el PANAL les traería más perjuicios que beneficios, porque además de no representar prácticamente nada en cuanto a preferencias partidistas entre la ciudadanía, la pésima imagen y desprestigio de la profesora Elba Esther Gordillo –verdadera dueña de dicho partido- los acabaría de alejar de la ciudadanía.
Y tenían algo de razón. Efectivamente, aunado al desprestigio que el propio PRI tiene y que se despierta entre la ciudadanía cada vez que hay elecciones presidenciales, pocos personajes despiertan tal animadversión como hoy lo hace la maestra Gordillo, lideresa sempiterna del Sindicato Magisterial (SNTE).
Priístas de varios Estados me dijeron una y otra vez que apenas estaban reconquistando a la ciudadanía –sobre todo en lo sectores más jóvenes, que no vivieron las glorias y excesos de los regímenes tricolores- como para que ahora se viniera todo abajo con la absurda alianza con lo más desprestigiado del país, o sea el sindicalismo corrupto y clientelar encabezado por la lideresa del SNTE. Y ciertamente, cuando hemos hecho encuestas en muchos lados a lo largo de la República, uno de los personajes que tiene más mala imagen e inspira más desconfianza es Elba Esther Gordillo. No es invento, hay datos absolutamente verificables.
Ahora bien, en cuanto a preferencias partidistas pre-electorales, es cierto también que Nueva Alianza no es mencionado prácticamente por nadie. En serio, en nuestras últimas mediciones, a veces no alcanza ni el 1 % de menciones espontáneas entre la ciudadanía, cuando preguntamos por cuál partido votaría si hoy hubiera elecciones (para Diputado, Senador o Presidente de la República).
Y aún más. Su precandidato a la Senaduría por Puebla, Guillermo Aréchiga Santamaría no es conocido ni por un 5 % de personas en todo el Estado, en serio. Y cuando lo combinamos con cualquier priísta, siempre baja en preferencias esa fórmula, frente a los panistas, por ejemplo.
Resumiendo: El cálculo hecho por los priístas sobre cómo afectaría el rompimiento no es tan aventurado ni mucho menos una “locura”: Efectivamente, la alianza con PANAL era costosa y no les traía muchos beneficios.
Pero también hay otro hecho que no se puede soslayar: La importancia de Nueva Alianza estribaba en su famosa “operación” para influir en los procesos electorales. Ya he platicado mucho aquí mismo de la implementación del “voto golondrino” que tanto domina el SNTE cuando hay elecciones locales (cambio de domicilio artificial de “ciudadanos” para obtener miles de credenciales IFE nuevas del sitio donde habrá comicios y así votar el día de la elección por el partido que a la Gordillo convenga… y por ello nunca son registrados en las mediciones demoscópicas previas).
Sin embargo, este no será un proceso local, por lo que el “voto golondrino” pierde mucho de su operatividad (aunque se trasladen esos miles de votantes falsos… el resultado federal es el mismo). Pero lo que sí pueden hacer los mapachazos del SNTE, por órdenes de Elba Esther, es trasladarse a los Distritos o Estados donde sí le interese ganar… o hacer o perder a sus adversarios. Sinaloa puede ser uno de esos Estados (donde contenderá por la Senaduría el yerno dela maestra), o Chiapas (donde contenderá su hija) o… Puebla (donde contenderá su ahijado dilecto). La pregunta es si le habrá dado tiempo de implementar voto golondrino en esos sitios cuando sabía que iba a ir con el PRI…
Así que haciendo un balance serio:
- La ruptura del PRI con Nueva Alianza no es una tragedia monumental para el tricolor, porque no representaba un porcentaje de votos que pueda ser definitorio.
- El PRI se ha librado ahora de la pésima imagen de la lideresa magisterial y cualquier partido que se atreviera a “recogerla”, cargaría ahora con más desprestigio aún. Lo digo por el PAN, que a Ernesto Cordero no le disgustaría para nada llevar como aliada a la maestra.
- Honestamente creo que aunque la alianza entre PRI y PANAL se haya roto, la maestra Elba Esther Gordillo sigue llevando una buena relación con Enrique Peña Nieto y sabe que si éste gana, no la tocará tampoco.
- Más bien, el PANAL y Gordillo jugarán a algo muy parecido a lo que hicieron en 2006: Llevarán a un candidato presidencial a perder (remember Campa Cifrián), para apoyar soterradamente a Peña Nieto… pero en ciertos Estados y Distritos, jugarán a ganar, operando el maldito voto golondrino.
- En Puebla, claro, los cariños y apoyos del Gobierno del Estado seguramente se dirigirán hacia Guillermo Aréchiga… para que lograra un segundo lugar y con ello la Senaduría por primera minoría. Obvio, la operación que se hubiera hecho a favor del PRI por llevar en la fórmula al profesor del PANAL ahora está acabada. Más bien habrá una seria persecución contra todo lo que huela a PRI, marinismo, Blanca Alcalá y un largo etcétera.
- Vamos, ahora el escenario más bueno para el Gobernador es que gane el PANpara que llegue su amigo Javier Lozano –con Tití de reintegro- y en segundo lugar PANAL para que se cuele Aréchiga. Y a los priístas mandarlos a un maldito tercer lugar por revoltosos.
- Y en el tema presidencial… pues que gane el mejor: Si es Peña Nieto bien, sobre todo si la abanderada panista es Josefina Vázquez Mota. Si va Cordero habrá apoyo a los dos (Cordero y Peña). Lo que sí jamás se permitirá es que llegue a ganar Andrés Manuel López Obrador.
- Claro, todo esto en el terreno hipotético de las simpatías, operaciones y demás yerbas. Falta ver qué dice la ciudadanía ¿no? Creo honestamente que las preferencias no están para nada definidas. Y hoy menos que nunca.
- Por mi parte, pronto les enseño cómo estaban las preferencias hasta antes del rompimiento. Encuestas BEAP, pues.
LA NOTA AL PIE…
El desplome de una parte –pequeña… pero escandalosa- de las obras del Viaducto Zaragoza –obra emblemática de Rafael Moreno Valle para el 5 de mayo de 2012- es un simple aviso: No. La perfección solo existe en el cielo. Ningún gobernante es invulnerable.
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