26-04-2024 06:00:46 AM

Leyendas de Atlixco

Inmersos en las ancestrales festividades para nuestros muertos; una tradición popular que debemos preservar son los relatos que se inspiran de distintos hechos reales o no pero que circulan y circulan hasta convertirse en leyendas.

En todas nuestras comunidades se escuchan este tipo de relatos.  Quién de nosotros no escuchó en su niñez alguna vez la historia de “La llorona” y aunque en cada lugar la historia se narran de manera diferente lo importante es registrarlas.

En Atlixco en el año 2000 fue publicado un texto a la memoria del Mtro. Héctor Azar Barbar, que logra recopilar algunas de las leyendas y cuentos de este lugar, comparto algunas.

La historia de “La llorona” en Atlixco “Cuentan que se aparecía en la noche, en medio de lamentaciones, quién sabe por qué razones, murió acá en Atlixco, y dicen que se alejaba entre desgarradores gritos llamando a sus hijos, rumbo a la estación del tren”.

O la de una señora “vieja solterona, dueña de la farmacia “La Lagunera” que estaba ubicada en la esquina de lo que hoy es la 5 sur y 3 poniente y, que debido a su aspecto, alta y delgada, siempre vestida de negro, se granjeó el sobrenombre de la “bruja”; y no fue sólo por eso, son por otras cosas, como por ejemplo: su lejanía de las demás personas y el perro negro y tosco que siempre la acompañaba y el cual decían que era un enviado del diablo, si no es que era él mismo”.

O aquella historia que muchos llegamos a escuchar de nuestras abuelas que sucedía en la época de la revolución “cuando tomaron la plaza de Atlixco los opositores de Porfirio Díaz, cerca de los lavaderos había una doble pared, en la cual escondían a las niñas y mujeres jóvenes. Cuando escuchaban que los revolucionarios se acercaban, subían a las muchachas por esa grandísima barda y no salían hasta que ellos se iban”.

O “El Nahual”

“Una noche de invierno, un grupo de siete jóvenes reunidos en torno a una fogata, charlaban animadamente, sin percatarse de la avanzada hora”

“Al dar las doce de la noche, cuando ya nadie transitaba por las solitarias calles, decidieron retirarse a sus casas; al despedirse, se les acercó un perro de gran tamaño; quedando impresionados con él, continuaron s camino y al voltear descubrieron que el perro los seguía, le empezaron a aventar piedras, por lo que corrió para escapar, extrañándoles ya que al golpearlo no emitiera sonido alguno y mostrando demasiada mansedumbre”

“Al ver esto, los muchachos quisieron juguetear con él, inesperadamente se convirtió e cerdo, escapando hacia una huerta, todos en grupo lo siguieron para capturarlo, tras muchos intentos uno de ellos logró agarrarle la cola y todos los demás lo ayudaron  fue entonces cuando se transformó en burro, ya todos pensaban que era cosa de diablo, por lo que decidieron matarlo, tres se montaron en él, cuando uno se bajaba, otro subía y así lograron llevarlo hasta la esquina donde vivía doña Rosa, para pedirle un lazo con el que pudieran atarlo”

“Tocaron la puerta, ésta les abrió y los muchachos le contaron todo y recibiendo el lazo con el que podrían amarrarlo, doña Rosa les pidió que se fueran lejos de ahí; golpeándolo salvajemente sin ningún miramiento. Cuál sería su sorpresa cuando el burro más muerto que vivo les confesó que él era nagual y tenía el diabólico poder de transformarse en varios animales, pero de todo era una persona común y corriente”

“Los atrevidos jóvenes no salía de su asombro, cuando el nagual lastimeramente les pide que ya no lo maltraten más, confesando llamarse Bartolo Olivos. Compadecidos, decidieron dejarlo e paz con la condición de que no vuelva a transformarse en animal alguno y que no asustara más”

“Don Bartolo Olivos tenía un tatuaje en la espalda con el dibujo de un diablo”

“Los abuelos decían que para matar al nahual o descubrir s identidad, bastaba picarlo con un carrizo verde y picudo y así se convertía en hombre”

“Si alguna vez, vives una experiencia similar, ya sabes cómo librarla” (*)

Muchas otras leyendas fueron recopiladas por veintinueve compiladores “Los baños de 5º y 6º de la escuela Lázaro Cárdenas”, “El peñón del cerro de San Miguel”, “Vitorina” “El charro negro”, “El engrillado” entre otros.

Seguramente algunos otros municipios habrán realizado esfuerzos de esta naturaleza. Lo importante es resguardar estas historias que también son una tradición.

(*) Casa de la Cultura “Acapetlahuacan”.- Leyendas de Atlixco.- 2000

rociog@prodigy.net.mx

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