Del 1 a 7 agosto en 120 países del mundo incluido México, se celebra la semana mundial de la lactancia materna, fecha instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) desde 1992.
Esta acción se deriva de la evidencia científica de que el abandono de la lactancia materna supone un problema de salud pública, ya que a lo largo del siglo XX, se fueron modificando las prácticas de la alimentación infantil y con ello la frecuencia y la duración de la lactancia materna fue disminuyendo por diversos factores especialmente de tipo socio-cultural, provocando una mala nutrición infantil, lo que lleva a poner en práctica diferentes iniciativas que sirvieran de referentes para la promoción de los beneficios de amamantar pero como una estrategia que favorece la salud de los niños y de las mujeres.
La lactancia materna es considerada por los especialistas como una “forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños”.
Por ello se recomienda imprescindible amamantar a los recién nacidos durante los primeros seis meses y mantener la lactancia -al menos- durante el primer año de edad, ofreciendo complementariamente otros alimentos.
Los recién nacidos –señalan los organismos internacionales de salud- tienen derecho a una alimentación adecuada para asegurar su sano desarrollo y eso se logra con la lactancia materna.
Y si el derecho a la alimentación y a la salud es considerado dentro de la categoría de derechos humanos, la lactancia materna como tal, implica también un derecho humano protegido en beneficio de los niños y también de las mujeres.
De ahí que los gobiernos deben asegurar que las mujeres que deciden amamantar no tengan obstáculos laborales o sociales para hacerlo y no sufran ningún tipo de discriminación. Los gobiernos también están obligados a otorgar una adecuada información y apoyo por parte de las instituciones de salud pública y las privadas.
Datos oficiales reflejan que en México, durante las primeras 72 horas de vida de las y los recién nacidos, más del 56.8 por ciento de las madres deja de alimentarlos con leche materna, debido a que muchas de las mujeres desconocen el valor nutrimental del lácteo y la forma en la que se les debe dar para su mayor aprovechamiento.
Por ello es importante recordar algunos de los beneficios para los niños amamantados:
-La lactancia materna los protege naturalmente contra ciertas infecciones.
-Se enferman menos.
-El proceso anti-infeccioso que se logra protege además contra ciertas dolencias que se manifiestan en edad adulta, como enfermedades cardiovasculares.
-Un estudio realizado en Bielorrusia señala que los menores que habían sido alimentados con leche materna tenían un mayor coeficiente intelectual que aquellos que habían sido alimentados con leche artificial.
La lactancia materna es un derecho de todas las mujeres y algunos beneficios demostrados en diversos estudios señalan que en las mujeres: Se reduce el riesgo de padecer osteoporosis porque se da una mejor mineralización ósea; Previene ciertos tipos de cáncer de mama y fundamentalmente se logra una relación afectiva con consecuencias muy positivas entre la Madre y el Hijo.
No se recomienda amamantar en casos de que la Madre tenga VIH, herpes simple y galactosemia.
Hoy por fortuna hay muchas guías que se puede conseguir fácilmente que proporcionan información para la alimentación del lactante, para la lactancia en los casos de niños prematuros, que nos amplían las contraindicaciones, los riesgos de no amamantar y las recomendaciones generales.
Lo importante es tratar de recuperar la práctica de amamantar en beneficio de los valores nutricionales de nuestros niñ@s, sin perder de vista los beneficios para las mujeres.
Fuente: OMS/UNICEF Lactancia Materna.- 2011
