El reto estará en que esa mejora sea consistente; pues será fundamental el presupuesto de cada año y que los cambios de funcionarios por aspiraciones políticas -llegado el caso- no alteren su ejecución.
Puebla está en el mismo nivel de competitividad que reportó hace exactamente 10 años, y hace ocho -en 2003, el penúltimo año de Melquíades Morales- Puebla subió al lugar 23, según el Instituto Mexicano de la competitividad (IMCO).
Durante la administración de Mario Marín hubo altibajos en competitividad. En los dos primeros (2005 y 2006) se ubicó en el lugar 24, y para 2008 está en la posición 26, de acuerdo al último dato del IMCO.
No son desconocidos los contrastes socioeconómicos que privan en la entidad, además de verdaderos lastres en trámites, impartición de justicia, corrupción y operación del gobierno en general.
Según se desprende del PED 2011-2017, presentado la semana pasada, durante los próximos seis años la meta será remontar todos los indicadores negativos del estado; hacer consistente la competitividad de la entidad, evitar esos altibajos, con base en la propuesta de planeación a largo plazo, con acciones integrales y realización de obras de gran impacto.
Por ejemplo, Puebla tiene un amplio margen de corrupción que lo ubica en el lugar 29 a nivel nacional, la meta es ocupar el lugar 20.
En eficiencia del gobierno está en la posición 25 se pretende pasar a la 20.
Los trámites ante el Registro Público de la Propiedad llevan en promedio 51 días, el objetivo es agilizar los trámites para que sean 25 días.
En cuanto al índice de paz social y gobernabilidad, del que no hay medición previa, se aspira que sea de un 80 por ciento.
Los avances, siempre según el Plan Estatal de Desarrollo, deberán notarse a partir de 2012 y con mayor énfasis en 2013 para que al cierre del gobierno de Moreno Valle sea definitivo el cambio.
Mejorar el nivel de competitividad es fundamental para que Puebla se coloque “a priori en la mesa de análisis de cualquier inversionista de ramos o giros afines a las fortalezas con que cuenta el estado y que derivado de las evaluaciones de factibilidad financiera, legal, administrativa y logística, el estado de Puebla sea electo destino de la inversión”, según se destaca en el documento.
Incluso, el gobierno asume el compromiso de “atraer mayores inversiones, de generar empleos, de ser un estado más justo, más equitativo y que genere oportunidades para todos.”
Los proyectos estratégicos que contempla el PED, principalmente del Eje Uno “Más Empleo y Mayor Inversión”, en caso de concretarse, pintan a un estado con un crecimiento equilibrado y con menores niveles de marginación.
En el sector económico se pinta a una entidad que tendrá empresas (industria, comercio y servicio) modernas, desarrolladas, con aplicación de alta tecnología; mano de obra altamente capacitada, trabajo estable y bien remunerado.
Además de un crecimiento y desarrollo más equilibrados tanto en lo urbano como en lo industrial, con inversiones enfocadas a la vocación de cada una de las siete regiones económicas del estado; impulso a los sectores manufactureros existentes como automotriz, alimentario, textil y minerales no metálicos, y la posibilidad de desarrollar otros sectores para diversificar la oferta.
Mover a los 217 municipios que integran el estado no será nada fácil. Las diferencias en cada uno de ellos van desde lo político pasando por lo social hasta lo económico.
Por supuesto, en cada una de las dependencias de gobierno está la responsabilidad de llevar a cabo las tareas del PED, sobre la marcha se verá qué tan bien se ejerce el presupuesto, si se evitan los malos manejos.
Además, en esto podrían influir los tiempos políticos. Las aspiraciones políticas de los responsables obligarán a cambios en el gabinete estatal a menos de dos años de su ejercicio; también dependerá de cómo se defina el próximo gobierno federal para que mantenga el apoyo al gobierno de Moreno Valle.
Lo deseable es concretar el desarrollo, ya se verá qué tanto se consigue.
