01-05-2024 07:20:34 PM

La soberanía y el estado de derecho de un país

El concepto de soberanía, comprende aspectos muy interesantes, que el pueblo asimila en forma muy sencilla; pues si partimos del concepto de Jean Bodin, nos remontamos a una idea llana, pues dicho autor indicó: es el «poder absoluto y perpetuo de una Reública; y soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes escritas, pero sí a la ley divina o natural.”, en este caso, el soberano es aquel que tiene el poder de decisión, y cuyo poder emana del origen divino, es decir, de lo natural, lo cierto, lo bueno, lo justo, y que en su mayoría debe convenir a todos o a casi todos, por lo tanto debe emanar de quien se ejerce, porque es precisamente su origen, es decir, del pueblo. Lo anterior en un primer concepto.

Por otra parte, aún cuando en un principio se remontó en forma expresa al soberano, como aquel, que por elección divina, era el indicado para ejercer el poder, como en el caso de las monarquías, también dicha postura ortodoxa, fue detonante de mayorías que se consideraron discriminadas y no beneficiadas, pero que siempre se consideraron como parte de un grupo o pueblo.

Al respecto, surgieron idealistas como Rousseau, que concibió al hombre en forma diferente, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería mandado por un individuo sino que la voluntad general tiene el poder soberano, es aquella que señala lo correcto y verdadero y las minorías deberían acatarlo en conformidad a lo que dice la voluntad colectiva.

Esta concepción russoniana que en parte da origen a la revolución francesa e influye en la aparición de la democracia moderna, permitió múltiples abusos, ya que en nombre de la voluntad “general” o pueblo, se asesinó y destruyó indiscriminadamente. Generó actitudes irresponsables y el atropello a los derechos de las minorías.

Sin embargo, el concepto de SOBERANIA, es un concepto más amplio, que no puede mediarse entre mayorías y minorías que afecten o beneficien a unos y otros, pues en este sentido mucho más puro, deben tomarse en cuenta del legado histórico y cultural de esa nación, los valores y principios, bajo los cuales se había fundado.

Además, el concepto de nación contemplaría a todos los habitantes de un territorio, sin exclusiones ni discriminaciones de grupos, es este el concepto de soberanía que conviene, es aquel en el que todos estemos incluidos, y que bajo el amparo constitucional podamos ejercer libremente.

Por lo tanto, el concepto de soberanía al que nos referimos es aquel que debe visualizarse como un modo de vida.  Un ejemplo muy claro de soberanía sería el siguiente:

Si bien la educación es un derecho contemplado en el artículo 3 de la Carta Magna que rige este país, y que además debe ser laica, el no poder ejercerlo sería bajo la circunstancia de que el gobierno no garantizara el mismo, es decir, que tras preferir que en efecto mi hijo  o hija recibiera dicha educación bajo esta tesitura, las escuelas ofertables en todo el territorio, condicionaran la misma bajo esquemas y márgenes religiosos.

En razón de lo anterior, los conceptos de soberanía y estado de derecho se encuentran íntimamente ligados, pues el verdadero poder se ejerce no a capricho ni arbitrariamente, sino haciendo valer la ley y en estricto apego a ella, sin embargo, bajo esta visión, estaríamos en el concepto de estricta legalidad, por lo que al aspirar a algo más, agregaría el ingrediente perfecto, pues si además a la aplicación de la ley, se busca incluir lo justo, entonces estaríamos aspirando a un Estado de Derecho vigente, y que además no incurriría en la falacia de algo inexistente, pues no es el hombre para el Estado, sino el Estado para el hombre, que busca lo justo, lo bueno, lo que conviene para todos y todas.

*VISITADORA ADJUNTA A LA PRIMERA VISITADURIA GENERAL DE LA COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS DEL ESTADO.

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