Un claro acercamiento se dio cuando la Cámara de la Industria de la Construcción (CMIC) estaba por renovar su dirigencia, el ahora candidato perdedor Armando Ramírez abiertamente externó su interés de colaborar con la Asociación de Empresas de la Construcción. El triunfo de Ricardo Pérez Güemez frenó toda relación.
Situación similar se vive ahora que el COE está por elegir a su presidente. No han sido pocos los empresarios integrantes del CCE que directa e indirectamente han propuesto la reunificación.
Hace seis años la escisión se dio ante la falta de democracia y representatividad en el seno del CCE. No fueron pocos los organismos que optaron integrar el COE.
Situación que en su momento generó dudas y enfrentamientos con el gobierno. El gobierno marinista aprovechó, aceptó y reconoció la representatividad del COE.
Aún se recuerda cómo el entonces presidente del CCE, Juan José Rodríguez Posada se negaba a subir al estrado y amenazó con retirarse de un evento, encabezado por el gobernador, si el dirigente del COE permanecía en el presidium pues argumentó que el único representante del sector privado era él.
Los jaloneos estuvieron a la orden del día entre ambos grupos empresariales. El CCE finalmente se erigió como el principal interlocutor ante el gobierno marinista, recuperó la ejecución de obras para sus afiliados y se hizo del control del Consejo para el Desarrollo, Industrial, Comercial y de Servicios (CDICS).
Aún así el COE trabajó y logró reunir 31 organismos, aunque es una minoría la que participa de forma activa.
A la fecha ambos grupos, COE y CCE conviven en actos oficiales. Ambos de acuerdo a sus plazos legales han cambiado dirigencias dos ocasiones, lo mismo ha ocurrido con sus respectivas cámaras y asociaciones afiliadas.
Los grupos a su interior se han acomodado, pero no dejan de ser los mismos que tradicionalmente ejercen el control.
Con el cambio de gobierno y de partido se argumenta que puede trabajarse mejor. Hay coincidencias entre la iniciativa privada y el gobierno panista, y dicen no hay razón para mantener divido al gremio.
El punto divergente es la falta de democracia y representatividad no el enfoque o los intereses empresariales.
Y es precisamente por este aspecto que el COE se resiste -por el momento- a reintegrarse al Consejo Coordinador, porque los pequeños y medianos empresarios, y sus propias asociaciones y cámaras nuevamente quedarían relegados; seguiría el control de ciertos grupos o familias, sobre todo ahora que hay hasta vínculos familiares entre el CCE y funcionarios del gobierno estatal. Mientras que la relación con el ayuntamiento poblano estaría marcada por la presencia de la derecha vinculada con el Yunque, pero al final convergen los grupos del CCE.
Este martes el Consejo de Organismos Empresariales no sólo elegirá a su tercer presidente sino que deberá definir cuál será su papel en los próximos años; si se consolida o no como un organismo que represente de manera efectiva a todos aquellos empresarios que en su momento fueron marginados y además les brinda servicios adecuados y acordes a sus necesidades.
