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El Partido de la Revolución

¿Quién mató a Obregón…?          ¡Cállesse usted…!!!

Chanza popular de aquella época

Sin lugar a dudas, la muerte de Obregón hizo a Calles la figura política y militar predominante a partir de 1928 y hasta la consolidación del cardenismo en 1936.

Era el único caudillo sobreviviente a la revolución, puesto que Madero, Zapata, Carranza, Villa y Obregón habían muerto asesinados por sus camaradas (con la única duda de Obregón).

A la muerte del presidente electo (Obregón), el presidente en funciones (Calles) tiene la fuerza suficiente para designar (manipulando al Congreso) a un presidente interino (Emilio Portes Gil), que habría de convocar a elegir al presidente que terminara el periodo (Pascual Ortiz Rubio) quien renunció debido a los manipuleos de Calles, por lo que termina el periodo Abelardo L. Rodríguez.

Durante este periodo –El Maximato– se dice que Calles es el Jefe Máximo de la Revolución y los eventos más importantes fueron los acuerdos con la Iglesia que dan por terminada la Guerra Cristera y la fundación del Partido de la Revolución (1929 Partido Nacional Revolucionario, 1938 Partido de la Revolución Mexicana y finalmente 1946 Partido Revolucionario Institucional).

Fin de la Guerra Cristera

Como en el siglo XIX, mientras la fauna política peroraba demagogia y reñía a balazos por La Silla, la gente productiva generaba lo indispensable para mantener al país funcionando, hasta que el radicalismo revolucionario intentó trastocar ya no sólo unas leyes que a veces se aplicaban y generalmente no, sino la forma de vida de la gente común que se desarrollaba en torno a usos y costumbres profundamente arraigados en el alma de la Nación y emanados de la Civilización Cristiana, que el régimen despóticamente intentaba prohibir.

Mientras en Europa emergían movimientos que inquietaban a los patrocinadores de las revueltas, los mal pertrechados combatientes cristeros -ampliamente asistidos por la población- lograron poner en severos apuros al régimen revolucionario, cuyos apoyos externos se vieron limitados por una opinión publica que veía con preocupación lo que sucedía en la URSS y percibía en un que México parecía gobernado por bolcheviques.

Las pláticas entre la Iglesia y el gobierno callista fueron mediadas por el embajador norteamericano Dwight Morrow (con Washington presionado por los creyentes y obispos de ese país) y por el mismísimo Obregón en campaña para su reelección, y ciertamente se realizaron cuando la presión militar cristera había alcanzado su cúspide y se podía negociar con mayor fuerza. En adelante, los gobiernos priistas temerían el surgimiento de una nueva Cristiada que volviera a poner en peligro su hegemonía.

Los acuerdos contemplaban que la Iglesia soportaría la legislación vigente, mientras el gobierno toleraría que la Iglesia operara como siempre. De estos acuerdos se derivan las llamadas Relaciones Nicodémicas* entre la Iglesia y el Estado Mexicano, simulación que se mantiene hasta 1992 cuando durante el mandato del presidente Salinas de Gortari se reforma o ¿contrarreforma…??? la Constitución (art. 3, 5, 27, 28 y 130) reconociendo a la Iglesia. Lo absurdo e impracticable de esas leyes quedó en evidencia cuando millones de personas aclamaron en las calles a SS Juan Pablo II durante su primera visita a México en enero de 1979.

*Por Nicodemo, fariseo que para no ser visto, se acercaba a dialogar con Jesús por las noches.

La Segunda Cristiada

El 21 de julio de 1934, Calles Jefe Máximo de la Revolución decía en Guadalajara que la revolución triunfante en lo militar debía ocuparse del ámbito de la conciencia, acabar con el fanatismo (entiéndase la religión) e inicia reformas al incipiente sistema educativo para implantar la educación socialista (no laica, sino anticatólica), lo que incitaría la Segunda Cristiada, en cuyo entorno surgirían organizaciones católicas como los Tecos (Guadalajara 3 de marzo de 1935) y el Sinarquismo (León, mayo de 1937). Más adelante comentaremos el régimen de Lázaro Cárdenas (1934-40) y su entorno mundial.

Fundación del Partido de la Revolución Mexicana

Ante el asesinato de todos los caudillos de la revolución -a manos de otros caudillos- y dados los alzamientos en cada sucesión presidencial*, Calles, único caudillo sobreviviente -presidente en funciones y ya constituido en Jefe Máximo de la Revolución- convoca (22 de noviembre de 1928) a las diferentes corrientes políticas y movimientos regionales, que pese a sus diferencias y rivalidades eran afines ideológicamente  (socialistas anticlericales en diferentes matices), a una convención en la que formalizarían un gran acuerdo político para normalizar las prácticas para el acceso al poder y nombrar candidato presidencial a la elección extraordinaria de 1929.

*Cuando Carranza apoyó a Ignacio Bonillas se sublevan Obregón, Calles y de la Huerta; Contra Obregón cuando favorece a Calles y se da la revolución delahuertista; Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano contra Calles cuando respalda a Obregón; el levantamiento de José Gonzalo Escobar y el movimiento vasconcelista desconociendo a Portes Gil.

En ese momento se confrontaban militarmente con la derecha católica sólidamente apoyada por la población en general (Guerra Cristera), que se había mantenido al margen de las pendencias revolucionarias, y que ante los vesánicos excesos revolucionarios emergía y -por la naciente fuerza de la opinión pública en los Estados Unidos- neutralizaba en gran medida los apoyos externos a los radicales mexicanos, comprometiendo gravemente su permanencia en el poder.

Ese fue el entorno en el que el 4 de marzo de 1929 en la ciudad de Santiago de Querétaro se constituye el Partido Nacional Revolucionario como partido-gobierno -custodiado por la Gran Familia Revolucionaria, cuya cohabitación se inicia ahí mismo- y que detentaría totalmente el poder y la función pública en México desde entonces y hasta 1989 cuando pierde la gubernatura de Baja California, 1997 en que malogra la mayoría en la Cámara de Diputados y 2000 en que deja -ante su aborrecida derecha- la presidencia de la República.

El PNR llega al poder por la fuerza de las armas, después de desangrar al país en luchas incitadas mediante ideologías que señalando fallas -reales o ficticias, pero magnificadas siempre- tendieron a destruir el orden preexistente (en cuanto a derivado de la Civilización Cristiana) y pretendiendo imponer violentamente métodos de vida y producción alejados de lo humanamente practicable, lo que una y otra vez fracasó en muchos países de diferentes culturas.

La Revolución Mexicana, la Constitución de 1917 y el partido que resulta de éstas (PNR, PRM, PRI), se plantean y sostienen bajo el discurso de que los ricos lo son porque escudados por la Iglesia abusan de los más débiles e ignorantes, pero que en adelante el partido de la revolución y sus instituciones les protegerán de ellos. En esta tesis se incorporan tanto el jacobinismo de los heterodoxos e ilustrados, como la lucha de clases del marxismo, pero son minimizadas las posiciones anarquistas de Bakunín, Malatesta y Flores Magón, pues vulneraban al Estado autoritario que se instauraba.

Surgen los Tres Sectores del partido: obreros, campesinos y burócratas (a estos últimos se agregaron transportistas, locatarios de mercados y otros giros fácilmente controlables) que fueron corporativamente agrupados en la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) respectivamente, y que en el más puro método fascista impedían el ejercicio libre de quien no se les incorporara en las actividades y áreas que controlaban.

A pesar de que se decían democráticos, en sus procedimientos internos siempre se siguió la línea dictada por El Señor -que originalmente fue el Jefe Máximo y después el presidente en turno- o por quien éste delegara, y en lo concerniente al país y al Estado, no tuvieron empacho para reprimir violentamente a los seguidores de candidatos independientes que con grandes posibilidades de triunfo contendieron electoralmente, como José Vasconcelos en la elección extraordinaria de 1929 y Juan Andrew Almazán en la constitucional de 1940. En ambos procesos, esbirros oficialistas atacaron con armas de fuego a las filas de votantes para que la gente supiera que no debía participar en eleciones que no tenían por finalidad elegir al gobernante sino “legitimar” a quien la Gran Familia Revolucionaria hubiese designado.

Así funcionó el Sistema Político Mexicano hasta la década de 1980, cuando el avance de La Humanidad por La Historia hizo impracticables dichos métodos y el PRI-gobierno fue retrocediendo ante una realidad que le superó naturalmente.

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