Hay ciertas palabras en los discursos políticos que son tan recurrentes que resultan acartonadas, aburridas y hasta faltas de valor.
Esto se nota de inmediato en campaña, cuando se repiten palabras como ‘pobreza’, ‘luchar’, ‘comprometidos’, ‘unidad’ etc.
Pero hay otras palabras que, a partir del 4 de julio, el PRI ha tenido que agregar a su discurso y que poco había tenido que pronunciar o bien, las decía en otro contexto, con otra intención.
Impugnar sería una, al escucharse que Manuel Añorve pretende hacerlo con los resultados obtenidos en Guerrero, después de la aplastante derrota que sumó contra la izquierda y un PAN que no sorprende que sea agachón;
Vigilar; lo decía Juan Carlos Lastiri hace un par de días, cuando hablaba de ser una oposición responsable;
Oposición; concepto que el PRI siempre había visto como del enemigo y no como el rol en el que se deben asumir a partir de la victoria de la Coalición;
Derrota; palabra que por lo menos en Puebla, no se manejaba en boca de priístas para referirse a casos personales y propios;
Coalición; pues en tiempos del ‘buen’ PRI, no había necesidad de unirse con nadie, para asegurar, por ejemplo, el Estado de México;
Humildad; también dicho por Juan Carlos Lastiri, dirigente estatal del PRI en Puebla, que es como quiere que el PRI se comporte ante la batiente derrota, aunado a la criticidad que quien está abajo, pone en práctica para que no confundan esa humildad con debilidad;
Recuperar; pocas veces y jamás en Puebla, se había hablado de que el poder regresara, pues no se había perdido;
Minoría; en el Congreso, es la primera vez que el tricolor tiene menos poder, desde el registro de todos los diputados de la Coalición bajo las siglas del PAN.
Habrase visto en el PRI la necesidad de verse en el papel de los perdedores, que el discurso que jamás imaginamos, por ejemplo en los 80’s- que veríamos al tricolor pronunciar, se hace necesario, irremediable.
Y así como hay palabras necesarias de recuperar, hay impronunciables que ya ni quieren recordar.
