La Ley Arizona (SB1070) puso en la agenda nacional de Estados Unidos dos temas: la inmigración y el narcotráfico. Con ello obliga al gobierno de Barack Obama a retomar sus propuestas, con un Congreso donde no tiene mayoría y con varios estados que han aplicado diversas medidas en los últimos años para criminalizar a los inmigrantes, nunca tan radicales como la de ahora.
Es una ley que va en contra de los Derechos Humanos reconocidos en el mundo; va en contra de los Derechos Civiles y de Propiedad en Estados Unidos y, por consiguiente, en contra de lo que establece su propia Constitución.
Arizona va por una ley fundamentalmente racista en un país gobernado por primera vez por un persona de color y quien obtuvo el respaldo mayoritario de las minorías para llegar al poder.
La inmigración es un tema de índole federal, pero las disposiciones de la SB1070 facultan a las autoridades estatales a normar quién puede estar o no en esa entidad, además no aplica sanciones administrativas sino penales. Con ello presionará su propio gasto estatal y al federal para hacer frente a tales medidas judiciales.
Arizona logró en un cerrar de ojos lo que en su momento han intentado otras entidades. Baste recordar la ley 187 en California y las multitudinarias manifestaciones en el año 2007
Además con esta ley (que entrará en vigor dentro de 90 días) ese estado aprovechará para realizar su ?propio censo?, pues en 2010 corresponde a la federación hacer el conteo poblacional, así ?limpiará? su sociedad integrada en un 30% de latinos, de los que el 91% son de origen mexicano.
John McCain, senador republicano y excandidato a la presidencia, avaló la ley al declarar este martes que por la ?falta de represión en la frontera, entran torrentes de drogas? por el suroeste de Estados Unidos desde México.
El narcotráfico se atacará por el lado de la inmigración y la raza, aunque las autoridades estadounidenses (estatales y federales) no actúen para combatir ese mismo problema en su propio territorio y en todo tipo de población, en particular sus ciudadanos no hispanos.
Si como lo señalan algunos especialistas los cárteles mexicanos son los que abastecen de droga el mercado estadounidense, también es cierto que para el ingreso y distribución de los estupefacientes se necesitan colaboradores en aquél país desde las aduanas hasta en las propias calles, y quienes ocupan tales puestos no necesariamente son inmigrantes ni latinos.
El estado de Arizona tiene 6.5 millones de habitantes de los que 1.9 millones son latinos, por lo que es el quinto estado de ese país con la mayor población de ese orgien, de acuerdo a datos del Centro de Estudios Pew Hispanic.
Como ocurre en casi todo el país la tasa de natalidad de la población sajona está a la baja de forma acelerada, en tanto que la de latinos es alta, incluso más que la población afroamericana. La población latina tiene un promedio de edad de 25 años, la sajona de 43 y los de color 30 años.
El nivel de empleo pese a la crisis se mantuvo relativamente para los latinos en varios sectores, sobre todo en servicios y comercio, aunque el nivel de ingresos no es favorable. Los latinos tienen un ingreso promedio de 22 mil 405 dólares, contra los 32 mil 690 de los blancos, y 29 mil 533 de los afroamericanos.
Los problemas de narcotráfico, desempleo, seguridad, así como la carga de seguridad social y de educación que significan los latinos para el estado de Arizona pretenden ser combatidos con la SB1070.
Solicitar identificación en cualquier momento y a cualquier persona sólo por su apariencia, hasta allanar casas facilitará retirar de las calles y de las ciudades a cientos o miles de personas; combatirá el narcotráfico a costa de algunos inmigrantes que nada tengan que ver en ello.
El ejemplo pueden seguirlo otras entidades de Estados Unidos (sureñas principalmente) dada la facilidad, hasta cierto punto, con la que los republicanos del estado sureño avalaron esta ley, con su carga de racismo y política que puede conducir a crímenes de odio.
En tanto que el gobierno de Barack Obama parece no salir de su asombro ante el golpe asestado por la gobernadora Jan Brewer.
No se ve que Obama pueda salir bien librado con el Congreso en manos de los republicanos, quienes ahora menos que nunca estarían dispuestos a discutir una ley de inmigración después del desgaste que tuvieron con la ley de salud y ante los problemas que hay en México.
El daño está hecho.
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