02-05-2024 03:16:19 AM

Intereses políticos y económicos en reforma bancaria

Esta semana será fundamental para la actividad financiera en Estados Unidos, principalmente, y para el resto del mundo, se sabrá si Ben Bernanke es o no ratificado como presidente de la Reserva Federal, y si se afianza la propuesta presidencial de reformar el sistema financiero estadounidense, todo depende del Congreso.


En Europa ya analizan modificar el marco regulatorio, quizás sin llegar al extremo de Estados Unidos de separar actividades, y en el caso de México pues sólo está a la espera de si ajusta o no sus leyes según lo que ocurra en el vecino país del norte.


Y es que resulta necesaria la reforma bancaria propuesta la semana pasada (Regla Volcker, le llaman ya) por el mandatario estadounidense Obama; está visto que el actual modelo ya no es viable. No puede ser que si una empresa esté en riesgo arrastre a todas, y mucho menos que sólo opere con “capital de palabra” y maneje ganancias ficticias sin arriesgar su propio capital.


Uno de los impulsores de esta idea es Paul Volcker quien fuera presidente de la Reserva Federal entre 1979-1987, se basa en la otrora Ley Glass Steagal que estuvo vigente desde 1933, se hará la diferencia entre las actividades del mercado de capitales y actividades comerciales y actividades bancarias, pero sin llegar a la separación absoluta como lo estipulaba dicha ley.


La mira está en que no puede ser excesivamente grandes, como hasta la fecha, pues el fracaso  de una propicia la quiebra de otras, tal como ocurrió con el colapso de Lehman-Brohers.


El panorama en Estados Unidos está plagado de una combinación de intereses políticos y económicos. Representantes y Senadores han recibido dinero de las firmas de Wall Street para sus campañas y para diversas propuestas que han llevado a cabo en sus respectivos distritos.


Los miembros del Congreso, aun cuando dieron su apoyo al rescate bancario aplicado el año pasado, no están del todo a gusto con la medida, además que pesa sobre ellos el voto ciudadano, es decir si sus electores consideran que están más a favor de los bancos pues simplemente no los reelegirán.


Para el usuario común de los bancos, el cambio -si se concreta- le significaría una mayor claridad y seguridad en los servicios y forma de operar de la institución, y a la postre evitar caídas estrepitosas del sistema financiero como ocurrió en la reciente crisis.


No se sabe a ciencia cierta cómo se aplicaría la restricción a los bancos de realizar operaciones directas de titulares y el servicio a los clientes que deben ofrecer. Sin embargo, el simple anuncio no hay gustado mucho a los grandes corporativos, que son los que realizan precisamente las operaciones directas de titulares. Esto es, la especulación de los bancos en los mercados financieros con su propio dinero, en lugar de dedicarse a invertir dinero de sus clientes donde el riesgo lo asumen sólo estos últimos.


Por supuesto que parte del negocio es generar ganancias, pero el problema está en obtenerlas sin usar capital suficiente. Ahora tendrán que hacerlo en instituciones especializadas, como casas de bolsa, con capital propio y con la clara advertencia de que el gobierno no los va a rescatar nuevamente.


Lo que sí está claro es el disgusto que prevalece entre los estadounidenses después de conocer los elevados bonos que durante el fin de año de 2009 se pagaron a los ejecutivos bancarios, cuando muchos de ellos siguen con serios problemas económicos para recuperar sus viviendas y hasta el empleo.


Para Barak Obama la situación es crucial para recuperar parte de su capital político, a un año de haber asumido el poder, demostrar que sí está preocupado y ocupado en resolver la problemática económica y, sobre todo, se verá qué tanto puede contar con el respaldo del Congreso para sus diversas iniciativas como en este caso la bancaria y la del Sistema de Salud, ésta última en la cuerda floja de ser aprobada.


De éstas y otras reformas depende, en parte, el comportamiento en el corto plazo de la economía estadounidense, si realmente está en franca recuperación y con los amarres legales adecuados para evitar su debilitamiento, lo cual por supuesto tendrá repercusión en el resto del mundo.


Arizmendi en Canaco

En cuestiones locales, Alfredo Arizmendi Domínguez será el próximo presidente de la Cámara de Comercio de Puebla, en substitución de Antonio Garay Orea.


Los afiliados a la Canaco irán por el candidato de unidad y apuestan en impulsar a los negocios del sector, esto es la modernización de establecimientos y técnicas para vender, revisar los servicios que ofrece el organismo, dar atención por igual a plazas y comercios independientes.


Dado que la economía de Puebla se ha terciarizado, es necesario que el sector responda con un mejor desarrollo y no sólo crecer en número de establecimientos.


Arizmendi Domínguez, actual vicepresidente de Turismo de la Canaco y dueño de Ice Park, y algunas zapaterías, parece que convenció a sus colegas de llevar adelante un programa de trabajo a favor del sector, en el que incluirá a quienes en su momento fueron mencionados como posibles aspirantes al cargo como Isabel Alvarez, Antonio Prósperi Calderón y José Carlos Rubio Nava.


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