Yo entiendo perfectamente que en el momento que vive nuestra púber y débil democracia mexicana, cualquier cosa puede pasar y ya nada debería extrañarnos. También sé que el fin de los partidos políticos es ganar elecciones… casi casi, sea cual sea la estrategia a implementar (aquello de que “en la guerra y el amor…”).
El problema es intentar comprender el fin práctico de una alianza electoral (electorera para no pocos) entre dos partidos tan antagónicos como el PAN y el PRD en Puebla para contender en los próximos comicios locales de julio.
Desde luego, el lugar común es decir que es inconcebible una alianza entre dos posiciones ideológicamente encontradas y tan dispares. Que cómo puede aliarse el PAN, que defiende la moral y buenas costumbres, con un partido que aprueba el matrimonio entre homosexuales o el aborto y la eutanasia, como lo es el PRD.
Pero en lo que yo me especializo (dizque) es en medir lo que opina la gente. Eso que a veces se les olvida valorar a los políticos y tarde se arrepienten de sus burradas. Por eso lo que a mí me interesa es saber qué opinaría la gente sobre una alianza PAN-PRD.
Bueno. Ya lo estamos midiendo, de eso no se preocupen. Pero por lo pronto, mi análisis se debe centrar en lo que tengo a la vista y que son los resultados de la última encuesta estatal de preferencias electorales que levantamos en el BEAP en diciembre pasado.
Ahí, como publiqué en su momento en STATUS, los números fueron: “Si hoy hubiera las elecciones para Gobernador…”, por el PRI votaría un 41.2 % de los ciudadanos, mientras que por el PAN lo haría un 21.2 %. Es decir, una diferencia de 20 puntos porcentuales en todo el Estado. Por el PRD sufragaría el 6.1 %, por el PT un 1.5 %, por el Verde Ecologista el 1.3 %, por Nueva Alianza 0.6 % y por Convergencia un envidiable 0.2 %. No sabe aún constituye el 10.8 %, “Depende del candidato” un 3.5 %, por ninguno el 12.1 % y no contestó el 1.5 %
Ahora bien, suponiendo (que eso no ocurre pues los porcentajes nunca se “van” totalmente de un partido a otro automáticamente) que tooodos los perredistas votaran por la alianza con el PAN, al igual que los pocos petistas y convergentes y panalistas, eso significaría una suma de 28.1 %. O sea, todavía más de diez puntos debajo de las preferencias hacia el PRI. Los que no saben o los que depende su voto del candidato no los ponemos aquí porque está comprobado que esos porcentajes se distribuyen “normalmente” en las tendencias (o sea se prorratean, vamos).
En otras palabas, atendiendo a los números: Aún con Alianza, no le alcanzaría –por el momento- al PAN-PRD (hasta se oye raro) para derrotar a un candidato priísta.
Pero eso no es todo. Faltaría valorar si todo panista votaría por su partido si va en alianza con los que están exactamente en contra de su estructura moral y doctrinaria (PRD) o lo contrario, si todos los perredistas votarían por su partido si va junto con el odiado PAN, del espurio, del ilegítimo, del causante de sus desgracias, etc., etc., etc.
Poniéndolo de otra manera… ¿Y si la Alianza tan cacareada resta más votos de los que pueda sumar a un eventual candidato común? ¿En serio podrá funcionar una mezcla de agua y aceite? ¿De ángeles con demonios? ¿Qué pensarán los ciudadanos, panistas, perredistas y gente común y corriente?
Bueno, pues ya veremos cuando lo midamos.
Repito, lo estamos haciendo en estos momentos.
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