Mañana se cumplirán tres años de que asumiera la Presidencia de la República Felipe Calderón Hinojosa. Y el saldo que registra al momento actual le es a todas luces desfavorable. A él y a su partido.
Todos sabemos que Calderón arribó al cargo en medio de una severa crisis de legitimidad y descontento de una buena parte de los ciudadanos (hablando en cifras reales, solo casi dos de cada diez mexicanos en edad de votar lo hizo por Felipe Calderón en 2006).
Entonces, de entrada, su propia llegada al Poder Ejecutivo Federal ya estaba cuestionada. Sin embargo, existía la esperanza de muchos de que con el ejercicio de su gobierno lograra la escasa legitimidad de origen que tenía. Pero por desgracia no ha sido así.
La verdad es que la forma como ha estado gobernando el Presidente Calderón no ha logrado resolver problemas básicos del país y, obviamente, no ha logrado despertar la confianza entre los ciudadanos de que pueda hacerlo en el futuro.
Desde luego, el Presidente y sus funcionarios, han hecho hasta lo imposible por convencer a la opinión pública de que todos los problemas no son culpa de ellos sino siempre de factores externos a los que son ajenos. Que la crisis económica viene de fuera. Que la inseguridad es por culpa del narcotráfico (y no del desempleo y brutal descenso del poder adquisitivo). Que por la influenza. Que porque el petróleo se acaba. Que la crisis sólo sería “un catarrito”.
Pero no obstante el repetitivo discurso oficial, la lógica ciudadana navega por otros rumbos: la mayoría de mexicanos al momento actual, ya reprueba a la gestión de Calderón y tampoco ya le inspira confianza en que resuelva los problemas del país.
Lo dicen todas las encuestas nacionales y locales. En Puebla, en unos días le muestro a los cuatro que a veces leen esta columna, el nivel de desaprobación ciudadana que ya provoca Calderón en todo el Estado de Puebla. Es para preocuparse.
Y por supuesto, toda esta situación se ha visto claramente reflejada en las preferencias partidistas en la mayoría de sitios del país. Puebla no es la excepción. Ya vimos cómo le fue al PAN en las pasadas elecciones de julio. Y al momento actual, en la capital y en el resto del Estado, el PRI aventaja al PAN al menos en unos veinte puntos porcentuales. Reales y perfectamente argumentados por la gente.
Por todo lo anterior, al paso que llevamos, es sumamente difícil que eso cambie para los próximos procesos electorales que se verificarán en varios Estados el año próximo, Puebla incluido. No veo por dónde o cómo el PAN podría revertir esas tendencias en menos de ocho meses.
La gente anda muy molesta con el gobierno federal. Y efectivamente con la clase política en general, pero en estos momentos, el PAN y sus gobiernos son vistos por la mayoría de la gente con una profunda desilusión: Muchos esperaban cambios importantes en el manejo del país… pero lo que hemos visto es, entre otras muchas cosas, bastante ineptitud en el desarrollo de soluciones para la problemática nacional y lo peor… alianzas con lo peor y más corrupto del viejo sistema político al que tanto criticaban los blanquiazules. Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps, corruptos líderes sindicales de los maestros y de los petroleros respectivamente, se pasean tan campantes por todo el país exhibiendo sus ostentosas fortunas. ¿Y la lucha de Calderón contra la corrupción?… Solo en el discurso.
En fin. Este es el saldo a tres años de Gobierno calderonista. Tres años en los que el Presidente se ha convertido en el mejor operador… del PRI, para que éste regrese a Los Pinos en 2012. Acuérdese.
