Sorprendente.
Simple y sencillamente impresionante.
Nuestras autoridades en materia de procuración de justicia han demostrado una eficiencia atípica en el proceso de detención de las mentes perversas y los operadores principales del magafraude financiero operado a través de las empresas Sitma e Invergroup.
Muy bien.
El escenario no puede ser mejor.
Un gobierno sensible al daño social que estos pillos han causado a miles de poblanos, que cumple con la obligación de hacer caer todo el peso de la ley en su contra y que además, lo hace en tiempo récord.
Tres de las cabezas visibles de estas operadoras financieras fraudulentas están hoy tras las rejas y se anuncia con bombo y platillo que muy pronto, el capo mayor de esta mafia, correrá con la misma suerte.
Ni hablar, qué suerte tenemos de vivir en Puebla.
Sin embargo, todo esto contrasta con la parsimonia, lentitud, apatía e indiferencia que estos mismos paladines de la justicia local han mostrado para proceder a la detención de otro pájaro de cuenta, de la misma calaña que los Tiro Moranchel y compañía y que también es culpable de haber defraudado a miles de ahorradores, no sólo en Puebla, también en otros estados del centro y sureste del territorio nacional.
Me refiero al siempre incómodo Valente Medina Seoane.
Incómodo, para una clase gobernante que se jactaba hasta hace muy poco de tener lazos de amistad “indestructibles” con quien era puesto como ejemplo del empresario moderno que México necesita y que a la luz de los acontecimientos recientes no hace más que desmarcarse de él y negarlo a la menor provocación.
Sin embargo, en los hechos, todo parece indicar que, desde la clandestinidad, Valente se sigue beneficiando arteramente de su amistad con los poderosos.
Aparentemente nadie sabe dónde está.
Ni siquiera los miembros de esa “inteligencia” poblana que tan buenos resultados dio en el tema Sitma y cuyos brazos, ya los vimos en los casos Lydia Cacho y Edmundo Tiro Moranchel, operan con eficiencia en estados de la república muy lejanos a nuestra estado, como son Quintana Roo y Yucatán.
Para estos avezados investigadores, el paradero de Medina Seoane y sus secuaces se ha convertido en un acertijo imposible de descifrar.
Extraño ¿no cree?
Sobre todo, si partimos del hecho de que, a pesar de que se trata de auténticos delincuentes, el trato ha sido tremendamente diferente.
Todo parece indicar que, para nuestras autoridades, hay una diferencia muy importante entre “cochinos” y “marranos”.
Mientras a los Tiro Moranchel se les etiquetó como mecenas financieros de las campañas de Acción Nacional en Puebla, a Medina Seoane se le dieron todas las facilidades para hacer jugosos negocios al amparo del poder político local.
Amigo personal del Secretario de Finanzas, Gerardo Pérez Salazar, quien inclusive se dio el lujo de obviar un informe de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que alertaba sobre los riesgos de tener relaciones con empresas no reconocidas legalmente como intermediarias financieras, Valente tuvo derecho de picaporte en varias dependencias públicas del gobierno estatal.
Esto le permitió firmar convenios con la propia Secretaría de Finanzas y con el Instituto Poblano de la Mujer, al grado de que, a pesar de la desaparición de Coofía, a los burócratas que solicitaron créditos se les sigue descontando religiosamente la cantidad pactada de su sueldo.
Ese dinero llega a una cuenta de una empresa que no existe.
Increíble.
Lo mismo sucedió con la Buap.
Los buenos oficios de Valente y sus magníficas relaciones con las autoridades universitarias le abrieron las puertas de la máxima casa de estudios para firmar convenios similares.
¿Dónde está Valente?
Valdría la pena que empezaran por preguntar en la Secretaría de Finanzas o en la Universidad, o tal vez a aquellos políticos con los que el ahora prófugo “empresario” jugaba al Golf en los clubes deportivos más exclusivos de Puebla.
¿O por qué no investigar con los personajes con los que Medina Seoane hacía futurismo político y les prometía jugosas cantidades para el financiamiento de sus potenciales campañas?
Son propuestas, que conste.
EL DATO INCÓMODO
Por cierto, para que no quede duda alguna de que este personaje sigue gozando de un trato preferencial por parte de nuestras autoridades, vale la pena recordar la promesa hecha hace unos días a los defraudados por Coofía por parte de nuestro rollizo Secretario de Finanzas.
Pérez Salazar habló de que recuperarían parte del dinero robado por Medina Seoane a través de los recursos considerados en el fideicomiso Fipago.
Muy bien.
Con un detalle.
Si los ahorradores defraudados quieren recuperar parte de su patrimonio, la condición única que tienen que cumplir, forzosamente y sin miramientos, es la de desistirse de las demandas penales interpuestas en contra de Valente Medina Seoane.
Como si la devolución parcial del dinero fuera suficiente como para reparar el daño moral y social de la comisión del delito.
Asqueroso ¿no le parece?
latempestad@statuspuebla.com.mx