Pues ya. Está consumado. El nuevo “paquete fiscal”, contra toda lógica en un país hundido en la crisis, autorizó un alza generalizada de impuestos a partir del año entrante.
Sí. Justo cuando estemos viviendo los peores momentos del desempleo y cuando, supuestamente, debería haber comenzado la recuperación de la quebrada economía nacional.
Ahora todos los mexicanos deberemos sufrir con una ya muy pesada carga tributaria simplemente para que nuestra clase política tenga dinero para seguir gastando. No hay otro motivo. Lo quieren buscar y encontrar los políticos de todos los partidos pero es inútil: la gente común y corriente tiene eso que a ellos les falta –sentido común- y entiende perfectamente que cualquier alza impositiva en un país en crisis no solo es absurda sino hasta criminal.
Pero bueno. Ahora todos ellos se avientan la pelotita y se preguntan “¿Quién pagará el costo político de la espantosa Ley de Ingresos de la Federación’”. De las alzas en los impuestos, vamos.
Y yo sí les tengo las respuestas: Todos, en mayor o menor medida.
Desde luego, el precio más alto lo estará pagando Felipe Calderón desde ahora. En nuestras encuestas (que les mostraré en un par de días) ha tenido una brutal caída en la aprobación popular y eso se traslada a todo el territorio nacional. Al menos en Puebla, Oaxaca y Veracruz, que es donde andamos midiendo el pulso de la opinión pública en estos días, las cosas son iguales: Calderón está muy mal calificado por la gente y aparece como el principal responsable de la crisis económica que nos agobia.
Con lo anterior, es fácil prever que su partido, el PAN, estará sufriendo (más bien seguirá) un muy fuerte “voto de castigo” en próximos comicios. Al menos en esos Estados mencionados, el PRI lleva –más o menos según sea el caso- cómodas ventajas sobre Acción Nacional.
Y lo anterior no porque el tricolor esté promoviendo excelentes candidatos, sino porque la inercia antipanista los está favoreciendo en estos momentos coyunturales.
Todo lo dicho nos llevaría a pensar entonces que el PRI arrasará en todos esos procesos comiciales del año entrante (10 gubernaturas, con sus Alcaldías y Diputaciones locales)… aunque…
La gente está harta de los políticos en general. Y mejor que sólo sea en las urnas donde demostremos nuestro descontento y frustración… Nadie en su sano juico quiere un 2010 simbólico.
Es cierto que los panistas nos tienen bastante desilusionados a todos. Pero los priístas tampoco son amados por la mayoría de ciudadanos. Por el contrario, siguen despertando fuerte desprecio y aún arrastran el desprestigio abrumador de la corrupción.
En otras palabras: El PRI no la tiene ganada tan a la segura.
Y justamente porque si los principales partidos están igual de desprestigiados (uno por la crisis y otro por su corrupción histórica), entonces, en muchos sitios, la gente votaría por el candidato. Por una campaña ingeniosa y diferente. Evaluaría el “contraste” entre uno y otro personaje (en cada lugar) y entonces decidiría su voto.
De ahí la importancia de lanzar a los mejores candidatos en cada partido. Se los digo y repito: Los resultados son distintos cuando cambian los escenarios. Ya lo hicimos y publicamos. Hay candidatos que ganan a ciertos contrincantes, pero la cosa cambia cuando varía el nombre de uno de los abanderados. Esas combinaciones son las interesantes.
Quedarse con la pura “preferencia partidista” puede ser un garrafal error estratégico. Una tarugada, pues. Hay que medir a los precandidatos, sus positivos y negativos y luego enfrentarlos en distintos escenarios. Sólo así sirven las encuestas.
Pero bueno, ya mejor ahí le dejo. Les sigo dando asesorías gratis y lo único que me llevo son descalificaciones.
Mejor sigo haciendo encuestas. Y pronto las publicaremos. No lo duden.
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