En el ensayo “La Fatiga del Sistema” que publicamos en este espacio durante las primeras 16 semanas del año, señalábamos que lo que se hubiera podido inferir de la inercia de nuestra historia, era que la caída del priato se daría en función de una lucha ideológico religiosa que sería la reedición de la guerra cristera…
Sin embargo, a partir de la docena trágica (los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo) y como consecuencia de la evolución sociológica del país, lo que determinó la salida del PRI de Los Pinos, fueron sus desastrosas políticas económicas, las crisis recurrentes y el abierto repudio de la gente a la clase política, entonces 100% priista…
Más allá de lo que dicen los expertos, mi apreciación de la actual crisis es que no está afectando a la mayoría de la gente como si lo hizo la que siguió al “error de diciembre de 1994” cuando prácticamente todos los mexicanos vimos sensiblemente afectado nuestro nivel de vida.
La industria de la construcción se paralizó, nadie compraba una casa, un coche. Recordemos cuanta gente y empresas cayeron en la insolvencia. Era patético ir a un restaurante y verlo vacío, o las autopistas casi sin flujo vehicular. Eso no lo estamos viviendo actualmente…
La crisis de ahora tiene como gran peculiaridad que a quien más está afectando es al gobierno.
La caída de los precios del petróleo y la baja en la recaudación fiscal ante la reducción de nuestras exportaciones, llevan al gobierno a una reducción en sus ingresos imposible de manejar sin serios efectos sobre la población, ya sea por una drástica reducción del gasto público o por una muy impopular alza en los impuestos…
Quienes dicen gobernarnos, en realidad lo que hacen es gastar los dineros públicos -generalmente sin mucha visión- y como resultado de ello surgen obras y servicios públicos, así como programas de asistencia social, sin dejar de reconocer que mal que bien operan el sistema educativo nacional, el de salud y muchos más…
Cuando los gobernantes están acostumbrados a presentarse como quienes “hacen las obras” y “regalan los beneficios” de los programas sociales, el que se dejen de hacerlo, les hará aparecer como que ya no gobiernan, y eso es razón suficiente para que la clase política entre en pánico…
Los economistas mexicanos se cuentan entre los mas experimentados del mundo, saben perfectamente lo que hay que hacer y se lo han dicho a los políticos, quienes lejos de debatir seria e inteligentemente lo más adecuado para el país, se aferran a sus dogmas, discuten y discuten pendejadas y se resisten a tomar las decisiones que la nación demanda…
Pero ahora resulta que la falta de lana los ha alcanzado a todos…
Ahora si hay que hacer algo, y entonces la puja es por quien carga con el costo político, porque no piensan en el México de dentro de 50, 75 o 100 años, sino en las elecciones de 2012…
En realidad la clase política mexicana ha quedado atrapada en los enredos que ella misma tejió. Evadir acciones indispensables ha hecho que el futuro nos alcance y que el sistema fatigado y además sin dinero, se vea aún más débil de lo que podía esperarse. La bancarrota de numerosos ayuntamientos y de algunos gobiernos estatales tendrá, muy pronto, severas consecuencias políticas…
