A dos años tres días de que inició su construcción, La Célula fue rebautizada.
Alguna sugerencia debieron hacer los empresarios de Monterrey sobre La Célula para hacerla rentable, que ahora el gobernador Mario Marín se refiere al megaproyecto como “parque industrial”, y ya no como nodo logístico, puerto seco o recinto fiscalizador, como era su denominación original.
Marín Torres se refirió al proyecto en tales términos ayer durante la feria del empleo juvenil. Para la mayoría de quienes escucharon al mandatario pasó desapercibida la referencia de “parque industrial”.
Ahora no vayan a salir que un nodo logístico es lo mismo que un parque industrial, pero con otras características.
La Célula se concibió como la mega obra de la administración marinista. Se concibió como puerto seco, pero sin estar perfectamente definido el proyecto ni detectadas las necesidades industriales, y mucho ubicadas a las empresas que podrían interesarse en invertir.
Los trabajos marchan lentamente. Los costos se han modificado y no hay ni una sola industria comprometida a ubicarse en la región de Oriental.
La recesión y el proceso electoral frenaron drásticamente la construcción.
¿Será que con tal de rescatar la Célula, lo manejarán ahora como parque industrial y ya no como nodo logístico?
¿La justificación de todo será la recesión, y no aceptar que se carecían de los amarres para la obra?
Son preguntas, el tiempo dará las respuestas.
Sin reactivación
Pasadas las elecciones ahora todos apuestan a que la economía finalmente se reactivará, a que el país retomará el rumbo.
Si ello ocurre, entonces quedan todavía cinco meses más de recesión. Esto es continuará el desempleo, la contracción del mercado interno y la caída de la actividad económica en general.
No será sino hasta que entre en funciones la próxima Cámara de Diputados (septiembre) cuando se pongan a trabajar en las multicitadas reformas estructurales y que el gobierno federal finalmente se decida a elaborar y aplicar medidas que realmente sirvan de apoyo a los sectores productivos del país.
El problema ahora no es sólo por la crisis que vino de afuera, sino por todo lo que se hizo y dejó de hacer durante años.
El objetivo siempre que controlar la inflación y se descuidó atender y fortalecer el mercado interno.
Se orientaron siempre en atender la macroeconomía y no la microeconomía.
Y ahora se viven las consecuencias. El mercado interno es inexistente, y a fuera no hay quien compre lo que producimos.
La situación no se puede resolver de manera milagrosa.
Es momento para modificar el modelo económico, que se dependa menos del exterior, sobre todo de Estados Unidos, y construir realmente el mercado nacional. Un mercado interno con verdadera capacidad de compra, con empleos de calidad, con servicios básicos a la población suficientes y de calidad.
Habrá que esperar qué tanto están conscientes e interesados gobierno y legisladores en recuperar el desarrollo del país.
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