Se cumplió un día más del plantón que mantiene el Movimiento Antorchista frente a Casa Aguayo, para exigir el cumplimiento de obras que, como hemos venido repitiendo insistentemente, se pactaron desde hace más de dos años. Es necesario dejar sentado que, como consta a la inmensa mayoría de los ciudadanos poblanos, hasta antes de este mes el antorchismo se había abstenido de realizar movilizaciones, a pesar de que la resolución de nuestras demandas se venía dando a cuenta gotas, demostrando con ello, al secretario de Gobernación y al mismo gobernador del estado, nuestra madurez política, disposición al dialogo y a la concertación.
Cito esto porque si hoy nos manifestamos de manera enérgica, ello se debe a que nuestras peticiones no se resuelven ni con gotero, es decir, a nuestra actitud dialogadora y concertadora se le enfrenta con una política cerrada, autoritaria y prepotente, que se niega -en redondo- a atender no sólo nuestros justos reclamos, sino a escuchar razones. Como siempre sucede en estos casos, el Gobierno del Estado ha iniciado una campaña de desprestigio contra nuestro movimiento (en algunos medios y con los periodistas que están a su servicio), afirmando abiertamente (en ciertos casos) y en otros soterradamente “que nos han dado mucho dinero”, “que buscamos beneficios para nosotros los líderes” y que nuestras peticiones de obras y acciones de beneficio social ascienden a una “cantidad que el gobierno no tiene”.
Todas esas aseveraciones no son más que una vil mentira, una calumnia infame en contra de un movimiento limpio, horrado y autentico, como le consta al propio gobierno y a los miles de ciudadanos antorchistas y no antorchistas que conocen y avalan nuestro trabajo y nuestra conducta. El Gobierno del Estado no ha dado pocos ni muchos recursos a la organización y, mucho menos, a sus líderes. Que quede claro, nunca nos ha dado nada. Lo que el gobierno hizo fue asignar -en 2007- 75 millones de pesos, para atender las necesidades más urgentes de los grupos más vulnerables, organizados con nosotros; dinero que manejaron los 179 comités de 179 obras, que, mediante administración honrada y trabajo comunitario, lograron en casi todos los casos realizar el doble de las metas a alcanzar, demostrando -en los hechos- ser más honrados, más eficientes y mejores administradores que muchos de los funcionarios del gobierno marinista.
Esto que acabo de señalar lo manifestaron los mismos supervisores de Gobernación al informar a sus superiores de los resultados de las visitas en campo. Refutamos, así, el primer infundio. Por lo hasta aquí dicho, es fácil concluir entonces que el segundo infundio que insinúa que nuestro movimiento busca beneficios económicos para los lideres es de una vileza descomunal, pues nunca, en ningún lugar, líderes corruptos logran realizar tantas obras, con tan pocos recursos, en beneficio de tantos pueblos. Treinta y cinco años de lucha a favor de los campesinos, colonos, obreros y estudiantes pobres, son el mejor aval de nuestra conducta, conducta de lo que puedan presumir muy pocos líderes y, todavía más, pocos funcionarios. En relación con la tercera aseveración, es necesario precisar que la cantidad de 700 millones de pesos, que dice Gobernación que pedimos, es de la autoría exclusiva de la propia secretaría.
Antorcha Campesina ignora absolutamente que esa cantidad sea el monto total de las obras solicitadas. Lo más seguro es que ese dato haya sido abultado (como hoy se hace), para utilizarlo como arma de desprestigio en contra de nuestro movimiento. Por otro lado, y aceptando sin conceder que la cantidad sea cierta, si se compara con los miles de millones de pesos que se emplean para atender las necesidades de la iniciativa privada y las que se aplican en obras suntuarias, realmente lo solicitado para el pueblo pobre es poco, muy poco. Pero, lo que oculta Gobernación con toda la mala fe del mundo es que, aún antes de que conociéramos el monto total de lo solicitado, propusimos al gobernador y al secretario de Gobernación alternativas de cumplimiento al acuerdo pactado, que consistían en asignar la misma cantidad del 2007 al 2008 y al 2009. Es decir, sólo exigimos que se cumpla el acuerdo que, en total, arroja 150 millones de pesos.
Además, se propuso al Gobierno del Estado que dicha cantidad se entregara, en 3 exhibiciones iguales, a los comités de obra; la primera, al momento de la firma del acuerdo y las 2 restantes cada 3 meses. Como puede entender cualquier mente desprejuiciada, nuestra petición respeta y se ajusta a lo acordado con anterioridad y nuestra propuesta de solución al problema tiene como objetivo evitar la protesta pública, además de ajustarse -en la medida de lo posible- a los problemas financieros que el Estado dice enfrentar. Entonces ¿cuál es el motivo del desencuentro, se preguntarán algunos lectores suspicaces? Antorcha sostiene que es el incumplimiento de acuerdos pactados, producto de la soberbia, el envanecimiento y la prepotencia del actual gobierno.
Es la política liquidacionista que algunos “buenos consejeros” le han sugerido al gobernador que implemente contra Antorcha Campesina, para acabar, de una vez y para siempre, con el mal ejemplo que para los pobres del país representa la insumisa y peleadora organización; aunque algunos observadores políticos, a los que no les falta razón, sostienen que Mario Marín y Mario Montero se niegan a cumplir los acuerdos, no por la falta de recursos sino porque nuestro movimiento se les presenta como la “coartada ideal a manejar” para justificar la entrega de la plaza priísta poblana al PAN, en la próxima contienda del 5 de julio. Que el lector desprejuiciado juzgue.