Antes de cualquier otra cosa, les agradezco de corazón a todos, todos, todos los amigos, socios, familia, colegas, colaboradores y ciudadanos que me han llamado, escrito por mail, dejado mensajes en el blog o mencionado en sus espacios periodísticos… con mensajes solidarios y buenos deseos.
En serio, cuando a uno le ocurren cosas como la que me pasó, no saben lo que reconforta saber que se cuenta con amigos de a de veras. Gracias a todos nuevamente.
Desde luego, también expreso la solidaridad propia con todos aquellos que han sufrido eventos similares o han sido víctimas de la terrible inseguridad que azota a nuestro país, Estado y ciudad. Muchos me contaron sus casos en el blog o por mail y no desean que sus datos se hagan públicos. Gracias por la confianza.
Pero el problema es grave. Uno jamás se imagina que le puede pasar… y de pronto te sucede.
¿Explicaciones? Sobran: Necesidad, crisis económica, desempleo, ausencia total de valores, vicios, desconfianza, simplemente desgraciadez… Todo en un violento cócktel que ha rebasado en mucho a todos los niveles de autoridad.
Entiendo que no puede haber un policía cuidando a cada ciudadano. Pero también sabemos que algo se debe o puede hacer. En otras ciudades y países del mundo se han hecho cosas interesantes (Nueva York, Colombia, Gran Bretaña, Alemania). ¿Por qué no tratar de imitar medidas buenas que se han tomado por allá y que han reducido notablemente los índices de inseguridad?
¿No se puede o no se quiere?
No lo sé. No soy ni quiero ser experto en el tema. Lo único que sí comprendo es que a partir de ahora, nos tenemos que cuidar nosotros solos. El doble o triple de como de por sí ya lo veníamos haciendo.
No es justo… da rabia e impotencia. Pero hay que cambiar de hábitos. No cargar nada valioso. Traer poco dinero. No hacer alardes ni ser ostentoso. No caer en excesos de confianza. Fijarte muy bien dónde estás, a dónde llegas, con quién tratas…
Carajo… ¿cuándo perdimos la tranquilidad de antaño?
Quién sabe… Lo único que queda es seguirle. Pinches ironías… Durante el asalto, uno de los delincuentes nos decía con cinismo: “Ya, no la hagan de tos cabrones…ustedes generan más dinero…”
Pues sí. A seguirle. ¿Generando más para los ladrones?
En fin. Al mal tiempo, buena cara.
Y gracias de nuevo a todos.
LA NOTA AL PIE…
Por cierto, mi Nextel ya está reactivado. Es el mismo de siempre. Llámenme para recuperar sus números o sus ID’s.
Eso sí: Felices Pascuas.
Antes de cualquier otra cosa, les agradezco de corazón a todos, todos, todos los amigos, socios, familia, colegas, colaboradores y ciudadanos que me han llamado, escrito por mail, dejado mensajes en el blog o mencionado en sus espacios periodísticos… con mensajes solidarios y buenos deseos.
En serio, cuando a uno le ocurren cosas como la que me pasó, no saben lo que reconforta saber que se cuenta con amigos de a de veras. Gracias a todos nuevamente.
Desde luego, también expreso la solidaridad propia con todos aquellos que han sufrido eventos similares o han sido víctimas de la terrible inseguridad que azota a nuestro país, Estado y ciudad. Muchos me contaron sus casos en el blog o por mail y no desean que sus datos se hagan públicos. Gracias por la confianza.
Pero el problema es grave. Uno jamás se imagina que le puede pasar… y de pronto te sucede.
¿Explicaciones? Sobran: Necesidad, crisis económica, desempleo, ausencia total de valores, vicios, desconfianza, simplemente desgraciadez… Todo en un violento cócktel que ha rebasado en mucho a todos los niveles de autoridad.
Entiendo que no puede haber un policía cuidando a cada ciudadano. Pero también sabemos que algo se debe o puede hacer. En otras ciudades y países del mundo se han hecho cosas interesantes (Nueva York, Colombia, Gran Bretaña, Alemania). ¿Por qué no tratar de imitar medidas buenas que se han tomado por allá y que han reducido notablemente los índices de inseguridad?
¿No se puede o no se quiere?
No lo sé. No soy ni quiero ser experto en el tema. Lo único que sí comprendo es que a partir de ahora, nos tenemos que cuidar nosotros solos. El doble o triple de como de por sí ya lo veníamos haciendo.
No es justo… da rabia e impotencia. Pero hay que cambiar de hábitos. No cargar nada valioso. Traer poco dinero. No hacer alardes ni ser ostentoso. No caer en excesos de confianza. Fijarte muy bien dónde estás, a dónde llegas, con quién tratas…
Carajo… ¿cuándo perdimos la tranquilidad de antaño?
Quién sabe… Lo único que queda es seguirle. Pinches ironías… Durante el asalto, uno de los delincuentes nos decía con cinismo: “Ya, no la hagan de tos cabrones…ustedes generan más dinero…”
Pues sí. A seguirle. ¿Generando más para los ladrones?
En fin. Al mal tiempo, buena cara.
Y gracias de nuevo a todos.
LA NOTA AL PIE…
Por cierto, mi Nextel ya está reactivado. Es el mismo de siempre. Llámenme para recuperar sus números o sus ID’s.
Eso sí: Felices Pascuas.