No cabe duda, la actual administración municipal se comporta como un microcosmos del universo.
Equilibrios de la naturaleza, dirían los que saben.
Y es que, en algunas dependencias del gobierno municipal existe Flora que se comporta como Fauna y fauna que actúa siguiendo la lógica del parasitismo, es decir, que subsisten gracias a los deshechos que les arrojan organismos de la misma o peor calaña.
Ni hablar.
Tal y como sucede con otras criaturas vivas, el nerviosismo y el miedo les hace sacar lo peor de su personalidad, vamos, les provoca expulsar toda la mierda que tienen adentro.
¿Cuál es el factor que les produce a estas criaturas semejante desasosiego?
Pues ni más ni menos que el primer informe de Blanca Alcalá y la posibilidad de que, una vez cumplido este anquilosado rito de nuestro sistema político, se concreten los primeros cambios importantes en el equipo de la presidenta municipal.
Esta minucia, acentúa en estos tiempos una constante que ha permanecido a lo largo del primer año de la actual administración, y que genera incertidumbre al interior del equipo de Blanca Alcalá: las intrigas y descalificaciones que reciben los funcionarios municipales a cargo de quienes pueden hablarle al oído a la alcaldesa y que, abusando de su confianza, le transmiten sus filias y fobias personales.
Uno podría pensar que se trata de personas con experiencia, calificadas y conocedoras de los temas municipales, sin embargo, curiosamente han sido otras personalidades de bajo perfil las que intentan a diario persuadir a la presidenta municipal de hacer modificaciones con una visión limitada o miope de la realidad.
Tal es el caso de la nefasta Flora Molina, quien desde su modesta posición de Directora de área aprovecha su relación con la alcaldesa para sesgar sus “análisis de información” y con ello juzgar, cuestionar, evaluar o censurar a todos los miembros del gabinete extralimitándose en sus funciones y erigiéndose en la inquisidora del municipio.
Casi nadie se ha salvado de sus mordaces e intolerantes comentarios.
Quienes la conocen saben que se trata de una persona inestable emocionalmente y que sus criterios dependen mucho de sus siempre volátiles estados de ánimo.
Su antipopularidad al interior del equipo de Alcalá es notoria pero nadie se atreve a decírselo a la alcaldesa por la cercanía que guardan.
Solidaridad de género, le llaman.
Su animadversión hacia los medios, los reporteros y más aún hacia los columnistas (el que esto escribe en primerísimo lugar) es evidente en sus comentarios, a pesar de que ella ha formado parte del gremio y cuando estuvo en él hacia de la crítica su ejercicio diario.
¿Incongruente, no?
Son un secreto a voces sus desencuentros con diversos miembros del gabinete municipal, y quienes se atreven confrontarla reciben a cambio una dosis diaria de descalificaciones que transmite a diario a la alcaldesa, para magnificar sus errores e incluso para sugerir su remoción del cargo.
Víctimas de sus descalificaciones malintencionadas han sido lo mismo el secretario de gobernación, Juan de Dios Bravo, que el de Desarrollo Económico Fernando Ariza, que a sus favoritos Guillermo Hidalgo titular de Seguridad Pública y Sergio Vergara de Gestión Urbana.
Pero el caso más notable de obsesión por el control es el intento de golpe de estado que en lo oscurito ha planeado desde meses atrás en contra de su jefe inmediato, Rafael Quiroz, el coordinador de Comunicación Social de la comuna a quien insistentemente ha buscado marginar del gobierno municipal.
Una y otra vez ha intentado convencer a la presidenta de su destitución, simplemente porque no obedece a sus caprichos e impulsos y no se alinea a sus pretensiones.
Quiroz es el blanco preferido de sus descalificaciones porque diario y a sus espaldas ha confabulado un plan sigiloso para sacarlo de la jugada. Su psicosis ha prosperado en el ánimo de la presidenta municipal quien ha buscado sin éxito a un sustito en el área, lo mismo pensando en el regreso de personajes como Raúl Torres Salmerón, Felipe Flores Nuñez, Carlos Macías, Leticia García Polo, Isabel Tobón, entre otros más algunos no le han llenado el ojo a la alcaldesa y otros no han aceptado la oferta.
Ante estos intentos fallidos, Flora ha decidido echar el resto y en complicidad con Erick Becerra, con quien tiene vínculos familiares, buscan destituir a Rafael Quiroz. Flora hace el trabajo sucio, mientras Erick (navegando con bandera de inocente para no despertar sospechas) no desperdicia ninguna oportunidad para hacerse notar y “saltarse” a quien en teoría es su jefe, y así, haciendo el 1-2, le meten el pie al actual Coordinador de Comunicación Social para que una vez fuera de la escena todo quede en familia. Su plan es simple, proponerle a la presidenta que Becerra se queda a cargo de esta área.
Ambos dedican muchas horas para conspirar contra su jefe y contra los funcionarios que incomodan a Flora en el camino.
En corto y con quien se atreve a escuchar a Flora se jacta de tener todo bajo control y a sus allegados les expresa que muy pronto logrará la salida de Rafael Quiroz.
Irónicamente, los enterados saben que fue Rafael Quiroz fue quien llevo a Erick Becerra a la campaña de la entonces candidata Blanca Alcalá, por lo que sería una deslealtad que este último aceptará la posición de quien en el ocaso del Dogerismo le tendió la mano.
Porque hay que recordar que Becerra fue colaborador en la misma Coordinación de Comunicación en el período del ex alcalde Enrique Doger, donde ocupó una de la Dirección de Imagen al lado de su tutor y maestro Raymundo Vega Crespo.
¿Se saldrá Flora Molina con la suya?
En unos días sabremos si esta conspiración rinde frutos, al fin los cambios están anunciados para después del informe de la Presidenta municipal programado para el próximo 15 de febrero a las 11 horas en el Teatro de la Ciudad.
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