24-04-2024 08:42:08 PM

Estabilidad y/o ¿control…?

 

El federalismo y la división de poderes son en teoría los cimientos de La República y de nuestra democracia, sin embargo, como todos sabemos, México no fue durante el priato una democracia, sino un Estado autoritario fincado en la concentración del poder en la figura presidencial, y en la corrupción como lubricante del sistema.

 

Se planteó LA ESTABILIDAD COMO CONTROL de todas las actividades, lo que suponía que nadie más que el Señor Presidente debía tener poder propio. En la “teología” priista, toda autoridad viene de lo alto, es decir de Los Pinos, y así fue que se diseñó el Sistema Político Mexicano (SPM) para funcionar en torno a un poder presidencial sin competencia ni regateos. La voluntad del Señor no se discute…

 

Bajo este principio fundamental del SPM, el federalismo y la división de poderes -como la Ley Calles- no se observaban, de manera que los dos contendientes en las guerras del siglo XIX (católicos y liberales) participan de multitud de simulaciones a cambio de PAZ, y la paz no es un asunto menor. Ambas partes comprendieron que hacerse de la vista gorda les permitiría transitar por la historia en tanto sucediese algo que les permitiese avanzar en sus propios objetivos… 

 

Durante el priato México no fue un país sin leyes, simplemente estas se aplicaban a conveniencia del poder, que como ya dijimos emanaba del Señor, quien emitía el último e indiscutible veredicto en todo lo que juzgaba. Sólo se resolvía lo que a él convenía y como a él convenía, sin embargo la paz era tan valiosa, que cuidaba de no violentar situaciones. Esto desarrolló la sabiduría de los prohombres priistas, que aprendieron lo que era pertinente y lo que era oportuno, derivando en las llamadas “leyes no escritas del sistema”

 

El Señor Presidente designaba personalmente a los gobernadores, “palomeaba” las listas de senadores y diputados al Congreso de la Unión, definía quienes serían ministros de La Corte y también destituía a cualquiera de estos funcionarios cuando así convenía a sus Altos Intereses, que no podían ser diferentes a los de la nación. A través de los gobernadores elegía a quienes serían alcaldes, diputados locales y jueces del fuero común. 

 

Los abusos de los funcionarios públicos no eran materia de castigo a menos que le causaran problemas o disgustos al Señor, que entonces aplicaría ejemplares correctivos a quien a partir de ese momento sería señalado como enemigo del pueblo y de la revolución y se constituiría en el chivo expiatorio cuya inmolación sería un desagravio por los pecados del Sistema…

 

Desde luego ningún funcionario público debía dar muestras de que podía hacer algo por sí mismo. LO IMPORTANTE NO ERAN LAS SOLUCIONES SINO EL CONTROL y cuando alguien solucionaba algo por sí mismo, se salía de control y se tornaba en competencia -y amenaza- a la autoridad del Señor…

 

Los periodos de tres años para los diputados y los ayuntamientos, sin posibilidad de reelección, fueron otra herramienta clave para el sometimiento de la clase política. Se les dejaba probar un poquito de las delicias del poder para hacerles adictos y exigirles el mayor de los sometimientos. Sus corruptelas tenían perdón sin penitencia, no así la desobediencia. De ese modo se fueron tejiendo las redes de complicidad e impunidad que hoy asolan al país y así surge una clase política castrada, sin ideas y en espera de “la línea”…

 

Los líderes obreros fueron instrumentos básicos para el control de las masas -Fidel Velazquez el más notable- cuya indiscutible fuerza jamás amenazó al Señor, quien siempre requirió de su apoyo, lo que logró que fuera respetado por 10 presidentes de la República desde 1941 cuando asumió la Secretaría General de la CTM hasta su muerte en 1997.  

 

Cuando los empresarios empezaban a acumular riqueza -e influencia- se constituían en una amenaza al régimen, de manera que las leyes siempre eran ambiguas para amagar mediante huelgas, auditorias u otro tipo de vedas a quien despuntara en su actividad. Pero también hubo en la clase empresarial personas muy sabias que supieron manejar al Señor -y a los sucesivos Señores- y en ese ambiente desarrollaron a las grandes corporaciones mexicanas…  

 

Los organismos empresariales -cámaras de comercio e industria y sus confederaciones principalmente- servían para tener interlocución con el Señor, cuidando de no desafiarle. Los dirigentes eran amagados cuando levantaban la voz y sometidos cuando se extralimitaban. Pero también entre ellos se encontró talento para desarrollar una influencia política que mucho contribuyó a la alternancia…

 

Este modelo aplicó desde el sexenio del presidente Ávila Camacho “El presidente caballero” quien dejó atrás los arrebatos ideológicos de Calles y Cárdenas, para pragmáticamente insertar a México en el mundo mediante el “desarrollo estabilizador”. Los delirios de Echeverría en materia ideológica y sus excesos en política económica que provocaron las crisis recurrentes que agobiaron al país por tres décadas, dieron pie a la cohesión y fortalecimiento de la derecha y devinieron en la salida del PRI de Los Pinos…

 

La concentración del poder político inducía a una economía centralmente planificada -socialismo real- cuyo fracaso era evidente. La solidez de los regímenes emanados de la revolución era cada vez más precaria, su elemento fundamental -el presidencialismo- estaba sometido a enormes y repetidos esfuerzos. Había tensión al interior de su partido, torsión en la economía, flexión en la sociedad y el régimen todo era sometido a una terrible compresión. De los esfuerzos normales, se iba llegando a un esfuerzo cortante justo cuando pilares, vigas, placas y láminas del sistema acusaban fatiga…

 

En 1978 tocó a López Portillo recibir -en medio del desbordado júbilo de millones de personas- al Papa Juan Pablo II. La Ley Calles llegaba a su ocaso como amago sobre la Iglesia y los católicos. No cambiaban las reglas del juego, sino el juego mismo. La oposición desde entonces se fincó más en cuestiones de orden socioeconómico que religioso, pero se apoyó en la figura de un pontífice que iluminó la lucha de los pueblos oprimidos por el comunismo -socialismo real- que finalmente sucumbió en 1989…

 

Con los presidentes de la Madrid, Salinas y Zedillo se vivieron los prolegómenos de la transición. La gente clamaba por un cambio de régimen que por momentos parecía impensable, pero en 1983 -después de la expropiación de la banca- se desata la insurrección electoral desde la derecha. El PAN gana importantes alcaldías -principalmente en el norte- lo que llevó al régimen al llamado fraude patriótico. La medida retrazó un poco el desenlace, pero la democracia llegó…

 

El discurso que alentó a millones de mexicanos a promover el cambio, hablaba de acabar con las prácticas del viejo sistema, sin embargo, a pesar de la alternancia de partidos en la presidencia de la República, las reglas de operación política siguen siendo las mismas, por lo que quienes llegaron desde la oposición a los cargos públicos, se comportan ya como sus predecesores. NO HABRÁ UN CAMBIO REAL EN TANTO NO SE CAMBIEN LOS USOS Y COSTUMBRES DE UN SISTEMA POLÍTICO CUYA FATIGA COMPROMETE SERIAMENTE LA ESTABILIDAD DEL ESTADO MEXICANO…

 

Se reprocha al presidente Fox no haber hecho lo necesario para ello, no es el único responsable, pues quienes debían haberle respaldado en el replanteamiento del sistema, simplemente se refocilaron en la crítica sarcástica e intrascendente. Con el presidente Calderón AÚN ESTAMOS EN POSIBILIDADES DE IMPULSARLE A PROMOVER EL CAMBIO que durante décadas proclamaron quienes estaban insatisfechos con la teoría y la praxis del PRI y de la presidencia imperial…

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