Otra vez, pan con lo mismo.
El reciclaje de quienes actualmente ocupan un cargo de elección popular para competir por una candidatura en el actual proceso federal no es un asunto menor, se trata de un reflejo de la falta de figuras ganadoras al interior de un partido, del oportunismo, la burda línea y la trivialidad con la que se operan actualmente los criterios de selección, pero sobre todo, esto es un reflejo del poco respeto que le tienen los políticos al voto ciudadano.
Resulta increíble que quienes tan sólo hace un año prometían trabajar por los habitantes de sus respectivos distritos desde la trinchera de una curul local estén ya preparando sus maletas para dejar el cargo.
¿Y los electores?
¿Y quienes les dieron la confianza?
¿Y las promesas de campaña?
¿Y el proyecto legislativo?
Todo parece olvidarse a la luz de “crecer políticamente”, lo que casi siempre significa la posibilidad de tener mejores ingresos económicos.
Chambismo puro
Su lógica es de auténtica pena ajena.
Los chapulines de la política local aseguran que se merecen ser considerados para llegar a una diputación federal porque han hecho bien su trabajo, regresan a su distrito y están pendientes de quienes votaron por ellos a través de su labor de gestoría.
De entrada ¿qué no es esa su chamba, su obligación, y el motivo por el cual los contribuyentes les pagamos sus jugosos salarios?
Además, las razones anteriores deberían de motivarlos a mantenerse en el congreso local para que así, todos estos “beneficios” producto de una labor seria, profesional, dedicada y sobre todo, honesta, continúen siendo una realidad a lo largo de tres años y no se esfumen cuando estos auténticos próceres del servicio público nos abandonen.
La realidad es contundente, pero para ellos difícil de asimilar: quienes votaron por ellos lejos de beneficiarse fueron brutalmente engañados.
Y es que con su voto obtuvieron diputados de un año y no de tres como debería de ser.
Lo peor es que los veremos nuevamente en los mismos lugares haciendo las mismas promesas y eructando las mismas mentiras.
¿Cómo los convencerán ahora?
¿Serán diputados federales de tres años, de uno y medio, de seis meses?
Depende de lo que pueda venir.
LAS OTRAS ESPECIES
Otros especimenes nefastos que con su presencia ya contaminan el actual proceso electoral son aquellos funcionarios públicos que sienten que tienen alguna posibilidad de amarrar una candidatura y que echan mano de su responsabilidad oficial para beneficiarse políticamente.
Un ejemplo.
Habitantes de las colonias que conforman el distrito 6 federal aquí en la capital, se han habituado ya a una presencia constante en esta zona de la ciudad, la de María Luisa Conde, funcionaria de apoyo de Casa Aguayo, la sede del gobierno estatal.
Ellos juran y perjuran que esta mujer condiciona programas gubernamentales a cambio de que la apoyen en sus aspiraciones para lograr la candidatura a la diputación federal.
Y es que, la funcionaria en varias ocasiones ha acudido a la zona en cuestión para realizar actos en los que dice ser ya la “candidata” por el 6º.
Quienes viven en la Resurrección o en San Miguel Canoa, por ejemplo, refirieron que la funcionaria condiciona programas del gobierno estatal y, tras su arenga, entrega cemento y otros materiales para construcción.
Todo, con la bendición del actual Secretario de Gobernación, Mario Montero.
¿Será?
latempestad@statuspuebla.com.mx