19-04-2024 06:14:33 AM

El presidencialismo mexicano…

 

La clase política mexicana inicia su formación durante las guerras entre liberales y conservadores posteriores a la etapa independentista y a la época que llenó Antonio López de Santa Anna, quien a lo largo de su prolongada carrera militar y política se unió en distintas oportunidades a realistas, insurgentes, monárquicos, liberales y conservadores, lo que le permitió ascender en los mandos militares y ocupar la presidencia de la República en 11 ocasiones entre 1833 y 1855 pasando por la guerra contra los Estados Unidos. El personaje ilustra quienes eran los que entonces conducían al país.

 

La tragedia pudo ser mayor de no haberse dado la guerra de secesión norteamericana (1861-65) y sus implicaciones geopolíticas, entre las cuales encontramos la intervención francesa (1862-67) cuyo fin ulterior era el apoyo de Napoleón III a los Estados Confederados (algunos de los cuales habían formado parte de lo que fue Nueva Francia, desde Terranova hasta Louisiana) para dividir y debilitar a quien ya percibía como una potencia emergente a escala mundial…  

 

Entre el fin del santannismo en 1855 y el inicio del Porfiriato en 1876, 11 personajes -Maximiliano y Benito Juárez los más célebres- se ostentaron como gobernantes de México. En ese tiempo surge la Constitución del 57 y las leyes de reforma de las que se derivarían enconos (católicos-masones) que aún tocó vivir intensamente a mi generación (hasta 1976) y que -muy diluidos- subsisten hasta hoy…

 

Durante y a consecuencia de ese periodo se gesta -con el apoyo norteamericano- la República liberal-masónica que persistió hasta el sexenio del presidente Echeverría, siendo de destacarse que entre 1855 y 1876 en medio de guerras y conflictos, se da un intenso debate jurídico-ideológico al que insignes personajes de ambos bandos hicieron brillantes aportaciones que fueron dando forma al moderno Estado Mexicano, que se manifiesta -exitosamente- durante el régimen de Don Porfirio Díaz. Las diferencias ideológicas pasaron a segundo plano y la inteligencia mexicana se aplicó a tareas productivas que se reflejaron inmediatamente en avances y calidad de vida,

 

Durante los 35 años del Porfiriato se arraiga en la imaginería mexicana la figura del presidente omnímodo. Los incuestionables avances obtenidos durante ese periodo suscitaron nostalgias durante los aciagos años de la revolución (10 presidentes entre 1911 y 1920), que parecen aplacarse durante el régimen (1920-24) del presidente Álvaro Obregón, quien emprende notables obras y acciones que no han sido adecuadamente valoradas…

 

Durante la revolución, quienes se disputaron “La silla presidencial” fueron diferentes gavillas liberal-masónicas, manteniéndose los católicos al margen de dichas tropelías, pero Plutarco Elías Calles con la promulgación de la ley reglamentaria del Art. 130 constitucional (conocida como la “Ley Calles”) provoca la guerra cristera (1926-29) que lleva a las armas a decenas de miles de católicos en contra de un régimen que pretende abolir la libertad religiosa y con ello LA LIBERTAD MISMA, siendo apoyados por mucha gente que observaba con temor -o al menos con precaución- LOS EXCESOS del régimen, situación que prevalecería con diferentes intensidades hasta el año 2000 con la salida del PRI de Los Pinos…

 

Álvaro Obregón era proclive a terminar con la Cristiada, no así Calles, quien con su radicalismo caracterizaría al partido que fundó. La guerra cristera no culminó con la victoria militar del régimen, sino mediante acuerdos de éste con la jerarquía católica -que no tenía mando real sobre los rebeldes- de manera que LOS CRISTEROS FUERON DESDE ENTONCES UNA AMENAZA LATENTE no sólo para la estabilidad del régimen, sino para su existencia misma…

 

Ante su incapacidad para derrotar al adversario, ambas partes ceden, de manera que el régimen no cambió la Ley Calles, pero renunció a aplicarla y la Iglesia desistió de exigir públicamente sus derechos, mientras los ejercía normalmente. Así se establecen las que fueron conocidas como “Relaciones Nicodémicas” (en alusión al fariseo Nicodemo, quien según el Evangelio de San Juan veladamente dialogaba con Jesús) que marcaron a la cultura política nacional. “Yo hago como que mando y tú como que obedeces”… 

El Porfiriato surgió de las victorias liberales, de los debates jurídico-políticos y de la restauración de la República. Se consolidó en la TOLERANCIA y México avanzó. Lo mismo empezó a suceder al final de la fase armada de la revolución con el régimen de Obregón, cuyo asesinato a manos del callismo -endilgado a católicos como José de León Toral, el padre Pro y la madre Conchita- permitió a Calles consolidar su poder durante el maximato, fundar el partido de la revolución y proclamar a la revolución hecha gobierno…

 

Primero el “Jefe Máximo” de la revolución (fue presidente de 1924 al 28 y manejó a su antojo a los “presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez entre 1928 y 1934) y luego el mandatario en turno, reencarnaron la figura de Don Porfirio y la del Gran Tlatoani para instituir un sistema político cuyo eje axial lo fue “El Señor Presidente” como jefe de Estado, jefe de gobierno, jefe de las fuerzas armadas y sobre todo JEFE NATO DEL PARTIDO DE ESTADO…

 

Desde el 10 de abril de 1936, cuando el presidente Cárdenas expulsa del país a Calles, queda claramente instituido el presidencialismo mexicano que CONCENTRABA TODO EL PODER en el Jefe del Ejecutivo con la sola limitación de que a los seis años dejaría el cargo a quien el mismo designara como su sucesor. Esta ley no escrita tuvo plena vigencia desde la sucesión de Cárdenas y hasta la de Carlos Salinas de Gortari en 1994, pero se trunca en el 2000 con el arribo al poder -democráticamente- de Vicente Fox Quezada y de la derecha…

 

El presidente Fox, en congruencia con lo que desde la oposición demandaba la inteligencia mexicana y como consecuencia de la transición misma -que iba haciendo realidad la división de poderes y el federalismo- desmitificó a la figura presidencial. Los hechos dejan ver que fue un error estratégico, pues se abdicó de un poder que resulta imprescindible para instrumentar una verdadera transición que hasta hoy está pendiente. Frente a esto, medios, analistas y periodistas se dieron a la crítica frívola y mordaz, sin aplicar su talento y recursos a la gestación de las condiciones sociopolíticas que el país requiere…

 

El proceso electoral del 2006 y sus secuelas, la carencia de mayoría en el Poder Legislativo y otros factores, han inhibido al presidente Calderón. LA FATIGA DEL PRESIDENCIALISMO MEXICANO ES EVIDENTE y mas vale que lo apuntalemos pues a pesar de no ser lo que fue, sigue siendo el elemento central de la estructura del Estado Mexicano…

 

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