Los funcionarios públicos corruptos son como el cáncer, se expanden, crecen, contaminan y envenenan todo a su paso.
Lo peor, es que su efecto nocivo es tolerado y fomentado por padrinos encumbrados en las más altas esferas del poder político.
La historia del patético Luis Miguel Patricio Viñuela y Reyes, flamante Director de Administración y Finanzas de la Secretaría de Salud, es por demás ilustrativa.
Este personaje, a través de su empresa Consultoría, Auditoría, Contaduría SC, defraudó por más de 2 millones 600 mil pesos a los ahorradores de la Caja Popular Número Uno, previamente engañados, junto con otras 185 mil personas en todo el país, por Cirilo Ocampo Verdugo.
A través de su empresa, Viñuela y Reyes se encargó de gestionar la cobranza de documentos de la caja de ahorro, documentos asegurados por la Procuraduría de Justicia del estado y que fueron entregados a los ahorradores como parte de un programa de apoyo a los defraudados que tenían inversiones considerables en esta Caja Popular.
Así, nueve de estos “grandes ahorradores”, de un universo de más de 6 mil 700 en todo el estado, firmaron en abril de 2002 un contrato con la firma de Viñuela y Reyes para que se encargara de los procedimientos jurídicos necesarios para recuperar parte de su patrimonio perdido.
A cambio, la firma se quedaría con el 15 por ciento de lo recuperado, a manera de pago por sus servicios “profesionales”.
En ese tiempo, Viñuela y Reyes era ya funcionario público.
Se desempeñaba como Comisario del Colegio de Bachilleres del estado de Puebla.
La paradoja en esta historia es que los ahorradores ignoraban que muy pronto iban a ser víctimas de un nuevo desfalco, ahora a manos de un personaje poblano de la misma calaña de Ocampo Verdugo.
En más de cinco años de gestión, Consultoría, Auditoría, Contaduría SC logró cobrar documentos por más de 2 millones 600 mil pesos, dinero que jamás fue entregado en su totalidad a los ahorradores.
Según Viñuela, para poder cobrar este dinero incurrió en “gastos de operación” del orden de los 3 millones de pesos, gastos que jamás su empresa pudo comprobar con documentos.
En el poco probable caso de que alguien creyera este estúpido argumento, vale la pena cuestionar cómo es posible que supuestos profesionales en la materia gasten 3 millones de pesos en recuperar poco más de 2 millones y medio.
¿Y dónde quedaron los documentos, si efectivamente esos gastos se efectuaron?
Sí, tiene usted razón: esta historia lleva implícito el apestoso hedor a fraude.
Por esto, desde hace más de un año, los ahorradores doblemente defraudados interpusieron una denuncia por fraude en contra del funcionario, la 189/2007 ante la Procuraduría de Justicia del estado.
Además, en el curso de las investigaciones, los abogados de los afectados han encontrado elementos para ampliar la denuncia con nuevos cargos como fraude genérico y falsedad de declaraciones ante la autoridad.
Sobra decir que, además de haber sido defraudados, los ahorradores han tenido que sufrir el calvario de la burocracia y de la protección institucional a uno de los “hijos favoritos del sistema”.
Y es que la denuncia, por órdenes de muy arriba, permanece en la congeladora durmiendo el sueño de los justos
¿Y QUIÉN PROTEGE A VIÑUELA?
A pesar de lo grotesco de esta historia, Luis Miguel Viñuela ha logrado un rápido y a la vez sospechoso ascenso dentro de la administración pública estatal.
El premio y no el castigo han sido la consecuencia inmediata de sus actos.
Después de su paso por el Cobach, Viñuela fue recompensado con la dirección de Finanzas y Administración de la Secretaría de Salud, una posición que ha estado en el ojo del huracán desde el inicio del sexenio y en donde ya se volvieron famosos los infaltables pagos de comisiones para acelerar la tramitación oportuna de cheques a los proveedores de la dependencia.
¿Por qué pasa esto?
Si este individuo fue capaz de ingeniar y operar un cuantioso fraude a través de su empresa personal ¿qué no será capaz de hacer en el servicio público?
¿Quién o quiénes están detrás?
Hay un dato revelador que se vuelve fundamental para entender los entretelones de esta historia.
Hace algunos años, Luis Miguel Patricio Viñuela y Reyes se desempeñó como responsable de la contabilidad de la Notaría Pública Número 2 del distrito de Cholula, lo que le permitió entablar una entrañable amistad con su titular.
¿Su nombre?
Mario Montero Serrano, actual Secretario de Gobernación
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