En serio, cada día admiro más –por decirlo de alguna manera, pues- a los que escenifican una desesperada lucha por alcanzar una nominación partidista a algún cargo de elección popular. Pero sobre todo, a la Gubernatura del Estado.
Y es que esta semana que termina estuvo llena de notas locales sobre algunos aspirantes a esa Gubernatura, que están llevando a cabo una precoz carrera por posicionarse ante los ciudadanos poblanos.
Es evidente que las campañas han cambiado. Antes, al no haber grandes espacios democráticos, los aspirantes a cualquier cargo debían esperar la nominación por obra y gracia del dedazo, en el caso del PRI; y en el caso del PAN no había tanto problema pues lanzaran a quien lanzaran, sabía de antemano que no iba a ganar. Los demás partidos ni existían en la práctica.
Ahora no. El que no se adelanta, pierde reflectores y en una desesperada carrera, busca mil formas de estar presente en la mente de esos electores a los que cree que puede llegar a influir y convencer. Vicente Fox inauguró el nuevo sistema del desenfreno de los precandidatos y hoy ninguno queda fuera de esta realidad.
Pues todo está muy bien. Lo malo es que todos quieren ganar la candidatura y después la gubernatura (o Presidencia del país)… y a lo que se van a llegar a enfrentar es a una realidad bastante desalentadora, por decir lo menos.
Inseguridad desbordada y sangrienta. Entorno económico nacional totalmente adverso y con claros visos de empeorar, con sus consecuentes resultados inflacionarios, de desempleo, de endeudamiento. Hastío social por todo lo anterior combinado en un peligroso cocktel explosivo. Desprecio lógico a todos los políticos y funcionarios…
En serio… ¿están seguros de que quieren ser gobernantes?
Porque hoy hay Órganos fiscalizadores, auditorías obligatorias, leyes de transparencia y rendición de cuentas, y lo peor (para ellos), una ciudadanía y unos medios que se han convertido en verdaderos sabuesos de todo lo que hacen o dejan de hacer los políticos, gobernantes, funcionarios y partidos en general.
Digo, por si alguno piensa que vale la pena el sacrifico de llegar a gobernar con tantas dificultades económicas o de violencia criminal, si por medio del cargo puedo hacer mil y un transas y volverme millonario. Pero en serio… ya ni eso. En otras palabras, un negro ambiente socioeconómico y ya ni robar a gusto se puede.
Repito: ¿Realmente quieren entrarle a la pugna por ser gobernantes?
Alguien me dijo en alguna ocasión, ante esta misma interrogante de mi parte, que muchos de los personajes que se meten de políticos profesionales ya ni falta que les hace robar, pues han hecho buenas fortunas en cargos anteriores o con buenos oficios como políticos-empresarios. Y que por eso, más bien, buscan el poder por una cuestión de adicción: Ya no pueden acostumbrarse a vivir sin tener poder, influencia, y, desde luego, a descargar fuertes cantidades de adrenalina ante ataques, pleitos, problemas inesperados y hoy hasta atentados o secuestros.
O sea, les gusta la mala vida.
Bueno, pues suerte a todos ellos. Esta carrera por el Gobierno del Estado será peor de aguerrida y sucia que nunca. Se ve venir. Ya se respira. Y aún así quieren… pues órale, sáquense al tigre en la rifa.
Nosotros (el BEAP, pues) lo que haremos es publicar cómo va esa loca carrera en las mediciones de opinión pública. En poco tiempo más, claro, para contribuir a la psicosis.
jriverp@yahoo.com